ABELARDO RODRÍGUEZ



ABELARDO RODRÍGUEZ
¿Cuántos años después?


Para visitar la tumba del poeta Abelardo Rodríguez hay que acercarse al mar de Punta Umbría, donde…

…las gaviotas se posan
el viento se echa
la luz resurge.

Él está en lo constante místico. Las corrientes habrán llevado sus cenizas sabe Dios a qué destinos, quizá…

…donde los pájaros son signos,
cenizas que decoran lo celeste
transpiran éter por el cielo
en la verbena de las galaxias…

…desde que su hijo las vertiera en el seno salado con el mismo ritual con el que pudo haberlo hecho en los tiempos antiguos. Si la soledad más grandiosa es la del mar, puede que una legión de peces –criaturas abisales- hayan removido las partículas:

Su transparencia color
un restallido unísono
de agua al alba…

…y que ahora circulen por los ríos interiores del mar palabras doradas buscando la hondura de los puertos: Marismaire, Zinambaros, o un bello verso entero del amigo:

Bajamar sin nadie
desplomado el cielo.

Puede que su alma merodee entre los pescadores que plantan sus cañas en el espigón: El fin del mar es ser cielo; y que  participe silente de las magras conversaciones de las largas noches de pesca: Ese roce imperceptible de valvas; o se entremeta cada mañana en los corrillos de gente que desentierra dos coquinas en tres horas…

(un pájaro blanco
pasando deja la huella de lo vivo)

…que luego reparten entre nueve comensales:

(No pueden ser palabras
un flahss burbujeante
define sus funciones oceánicas)

 o en el jolgorio de la calle:

…ciegos por el neón
enredados en la malla de estrellas
polvorientos de luz
los insectos
enamorados a distancia
por el perfume de una hembra errante
persiguiendo su rastro
sucumben a los pies del junco
se hunden en las charcas
se posan en las olas
enloquecen en las bombillas
se destripan contra el blanco
y ciegos, ebrios de perfume
se seleccionan a contraluz
resplandeciendo como astros.
El mar es ahora un presentimiento
una bruma sin pájaros
por donde el barco va
sin cielo
sin agua
cruzando un sueño.

Fue allí donde le escribió a alguien y expresó desde la proa de un barco:

¡Quién pudiera como tú,
recién llegado,
ver por vez primera esta playa!

Venteó Abelardo:

…presiento junto al mar la muerte
frente al mar la espero
la huelo en su olor general
en su rumor de olas la canto
la toco donde ya es arena
y sé, junto al mar
frente al mar
que es dulce la muerte
salina la muerte
rítmica la muerte
gaseosa la muerte
tenaz la muerte
como el vuelo y la caída.

Ya digo: para visitar la tumba del poeta hay que acercarse al mar de Punta Umbría y mirar más allá del horizonte…

…los blancos de la noche son suyos
posibilita el verde de la ola al mediodía.

Si lo que se quiere es sentir el mar, su mar, el mar de todos…

… allí donde lo Absoluto y lo Infinito
se dan las manos…

aparte de asomarse a la cornisa de los sueños, hay que leer los versos de Abelardo Rodríguez. El mar y el poeta llegaron a ese acuerdo:

…quien quiera saber de uno de nosotros,
que nos busque en el otro,
así será poema la ola
en el silencio final.


© Manuel Garrido Palacios

El hombre desplazado



TZVETAN TODOROV
El hombre desplazado
Ed. Taurus

“El hombre desarraigado, arrancado de su marco, de su medio, de su país, sufre al principio, pues es más agradable vivir entre los suyos. Sin embargo, puede sacar provecho de su experiencia. Aprende a dejar de confundir lo real con lo ideal, la cultura con la naturaleza. Pero si el hombre desplazado logra superar el resentimiento nacido del desprecio o de la hostilidad de sus huéspedes, descubre la curiosidad y aprende la tolerancia”.
TT.