JAVIER SALVAGO

LOS MEJORES AÑOS
Javier Salvago
Ed. Renacimiento
Sevilla

POEMA DE AMOR

Mi madre, que me encuentra más delgado
y se preocupa porque tengo ojeras.
Mi padre, cada día más distante,
y, sin embargo, cada vez más cerca.
Mi hijo, que aparece con sus ganas
de vivir, y me rompe los esquemas.
Y, aunque lo dudes, tú,
que me soportas o que te rebelas
cuando reniego o callo, que compartes
mi malhumor y mis miserias.
Y poco más... Es todo lo que puedo
llamar amor a los cuarenta.

LA TENTACIÓN

El roce de su mano, en un descuido,
sobre mi mano, en la sudosa barra.
El roce de su cuerpo, en una curva.
Sus pechos, al cargar en la parada
el autobús. El roce de sus muslos
casi desnudos... Sin palabras,
bajamos. Por caminos diferentes
nos fuimos alejando, y no hubo nada.

© J.S.


L'ABANDONNOIR


L'ABANDONNOIR
Manuel Garrido Palacios
Traduc. al francés: Isabelle Toledo
Edit, L’HARMATTAN. Paris

Novela de Manuel Garrido Palacios construida como las antiguas tragedias griegas. En vez del carro sobre el cual el primer dramaturgo declamaba la historia de los héroes míticos para concurrir al premio representado por un bode (tragos), estamos en presencia de un muerto en su ataúd durante la vigilia que le hace el último vecino, mudo de soledad, en un pueblo perdido. En su soliloquio, el muerto hace desfilar a todos los habitantes que hubo en dicho pueblo con las anécdotas cotidianas, las intrigas, amores, odios y alegrías posibles de un lugar extinguido. La simplicidad brutal de los eventos, la unidad de tiempo y de espacio, las voces de los muertos que suben como un coro, parecen los elementos de una tragedia mediterránea que bien podría ser de Esquilo. Igual que en la vida, se reflejan también los momentos crueles o divertidos, las escenas burlescas, el humor corrosivo, la amargura, la pobreza y el hambre conocidos por tantas criaturas de la posguerra civil española. Ese pueblo escondido, llamado Herrumbre, es un microcosmos pero abarca toda la vida y la vida de todos nosotros. Conociendo el pasado del autor, escritor especializado en la etnografía, viajero y cineasta, el lector podría pensar que se trata de una obra de recopilación de cuentos, leyendas o anécdotas cosechadas durante toda una vida en contacto con los pueblos más rancios de España. Pero no. Pasa por la obra un soplo épico, una grandeza que solamente una experiencia vivida puede desenlazar y ofrecer. En efecto unas confidencias del autor confirman que muchas escenas son trasposiciones de su infancia en un pueblo similar a Herrumbre. Reviven los sonidos, los sabores, los rumores de ese mundo que hoy se desvanecería en el olvido si el autor no lo hubiera conservado en su memoria para nosotros.Hay en la novela El Abandonario unas invenciones lingüísticas que harán las delicias del lector. La riqueza del vocabulario, a veces inventado o inspirado en el lenguaje hablado, de los refranes, de los insultos, de las canciones populares, hace del texto una enciclopedia de la sabiduría del mundo rural, de un universo en desaparición. Existen escenas muy innovadoras en literatura, tal vez por influencia de la técnica cinematográfica, como por ejemplo, cuando se mezclan en el texto todas las conversaciones sobre la plazoleta del pueblo, como un rumor de fondo, donde respira la vida trivial de los habitantes. O cuando se entrecruzan los comentarios de las personas que preparan los pestiños en la cocina, escuchados por el niño desde su alcoba, donde fue recluido para que no incomodara los preparativos. Ese niño de ayer es el autor que escucha hoy las reminiscencias de estas voces de la felicidad simple.El lector francés entrará sin preámbulo en ese mundo mediterráneo ya familiarizado por sus lecturas de las novelas de Marcel Pagnol o Jean Giono. El Abandonario, de Manuel Garrido Palacios, no necesita de reflexiones metafísicas o escatológicas en ese contexto de vigilia mortuoria donde flota el espíritu colectivo resignado tanto a la vida como a la muerte.

© François-Luis Blanc (Francia)

EL ABANDONARIO

EL ABANDONARIO
M. Garrido Palacios 
1ª Edición. Editorial Calima. Mallorca
2ª Edición (en francés) Editorial Harmattan. Paris

Manuel Garrido Palacios nos entrega en 'EL ABANDONARIO' su apasionante novela. Dedicado profesionalmente al cine y a la etnografía, sólo en estos últimos años ha ido publicando libros de ficción literaria. El sorprendente EL CLAN Y OTROS CUENTOS (Ed. Calima, Palma de Mallorca) y esa variopinta fábula titulada NOCHE DE PERROS (Ed. AR, Sevilla, Calima, Mallorca y L'Harmattan, Paris) nos mostraban ya a un narrador premioso conocedor de su oficio y exhaustivo gozador de la alta, rica tradición castellana. En ambos libros latía el aliento de un hombre entrañado, investido en lo popular, en el que la ironía, el escepticismo, la retranca..., nos daban cuenta de un mundo personal, entretejido de realidad y ficción mágica, con un pie puesto en los estribos de la picaresca (con esa visión escéptica, amargosa del mundo) y el otro en ese prolijo mundo de lo escéptico y de lo soterráneo que encontramos también en la vasta tradición castellana, desde Cervantes a Rulfo, desde Quevedo a Valle o al Cela del Pascual Duarte. Pareciera que todos esos largos años emboscado detrás de la cámara, atento a las luces y a las penumbras, a las voces y al silencio, hubiesen propiciado en el autor un caudal vivo de sombras y máscaras que ahora, en su faceta más propiamente creativa, se nos revelan en toda su concertante, apabullada realidad. Estas tres coordenadas: la tradición escéptica, la visión mágica y el lenguaje popular , más que presentes en sus dos libros de relatos, constituyen ahora el soporte literario de este libro (EL ABANDONARIO) tan sorprendente como impagable. EL ABANDONARIO es un viaje hacia los médanos interiores de una memoria que se resiste a reconocerse en los parámetros realistas o mecanicistas, donde los hechos quedaban sepultados, envilecidos por un proceso de afirmación histórica o ramplonamente temporal. Muy al contrario, lo primero que sorprende en esta novela, es precisamente la ausencia del tiempo. El recuerdo, la memoria, ajenos a la contaduría de las horas, se superponen, se erigen, vivifican la realidad, construyendo una reconocible fantasmagoría de hechos simultáneos y envolventes que atrapan al lector ya desde sus primeras líneas, aventurándolo a un mundo de una sencillez, de una fantasía desaforada. En realidad, lo que Manuel Garrido Palacios, persigue a lo largo de esta obra inolvidable es recrear, alentar, producir una atmósfera interior reconocible, en la que vida y muerte, realidad y magia se entretejan de una manera creíble y lo que es más importante, natural, en torno a los pellizcos de la vida. Pero si ya en su larga obra cinematográfica Garrido Palacios trata de recoger la devastada memoria de los pueblos, afirmándolos en su identidad y sublimando precisamente aquellos elementos que hacían palpable esa identidad, aquí, en esta, su primera novela, se nos propone una vuelta de tuerca al introducirnos en un mundo de resonancias míticas que nos agarra desde la pura y abstracta identidad y donde el lenguaje, de una llaneza casi cegadora, consigue por sí mismo convertirse en el absoluto protagonista de esta historia en la que un muerto relata a quien lo vela la historia de un pueblo fenecido, atrapado en su propia fantasmagoría. Nos hallamos, pues, ante una novela sorprendente que consigue imantar al lector a las primeras de cambio, para mantenerlo en vilo durante toda la deslumbrante travesía. Y es que Garrido Palacios, seguro de su oficio, capaz de descubrir una atmósfera en unas pocas líneas, lejos de adentrarse en un discurso atolondradamente lírico, prefiere ponerse en manos de la naturalidad, de la fluidez de la palabra dicha, oída, metida en la matriz y en el estómago. Será, así, a través de los personajes que hablan a través del muerto, que se construya la peculiarísima memoria de Herrumbre, ese pueblo acosado por la nada, y cuya historia es la que se va enhebrando a lo largo de todo el libro. Mamuel Garrido Palacios se ha limitado, parece y aquí estriba gran parte del éxito del relato a dar sentido a todas esas voces, ordenándolas de manera que el lector se reconozca en cada una de ellas, removiendo en él los más dormidos soportales de la memoria. Una novela, en definitiva sugeridora y valiente, escrita con toda el alma, que se reconcilia con el arte de la prosa, tan demacrado, tan envilecido últimamente. Sin duda, y acabamos, una de las novelas más deslumbrantes escritas en los últimos tiempos en la lengua de Rojas, Cervantes o Rulfo.

© Manuel Moya

EL CHAMANISMO

MIRCEA ELIADE
EL CHAMANISMO
y las técnicas arcáicas del éxtasis
Fondo de Cultura Económica
México

LEONARDO DA VINCI

AFORISMOS
LEONARDO DA VINCI
Óptima

SEMBLANZAS IDEALES


JULIO CARO BAROJA
SEMBLANZAS IDEALES
Maestros y amigos
con una del autor por Davydd Greenwood
de la Universidad de Cornell
Editorial Taurus

CANCIONERO DE POESÍAS VARIAS

CANCIONERO DE POESÍAS VARIAS
MANUSCRITO 2803
DE LA BIBLIOTECA REAL DE MADRID
Prólogo de Maxime Chevalier
Edición de José J. Labrador Herraiz / Ralph A. DiFranco
EDITORIAL PATRIMONIO NACIONAL · MADRID 1989 

JAMES JOYCE

JAMES JOYCE
ANNA LIVIA PLURABELLE
(Finnegans Wake, 1, viii)
Edición bilingüe y traducción: F. García Tortosa
Otros traductores: R. Navarrete Franco y J. Mª Tejedor Cabrera
CATEDRA · LETRAS UNIVERSALES 

EL DISCRETO


BALTASAR GRACIÁN
EL DISCRETO
Edición de Aurora Egido
Alianza Editorial

GERARDO DIEGO

GERARDO DIEGO
PRIMERA ANTOLOGÍA DE SUS VERSOS
Austral · Espasa Calpe · 1958



LAS TRES HERMANAS

Estabais las tres hermanas,
las tres de todos los cuentos,
las tres en el mirador,
tejiendo encajes y sueños.

Y yo pasé por la calle
y miré… Mis pasos secos
resonaron olvidados
en el vesperal silencio.

La mayor miró curiosa,
y la mediana riendo
me miró y te dijo algo…
Tú bordabas en silencio

como si no te importase,
como si te diese miedo,
y después te levantaste
y me dijiste un secreto

en una larga mirada,
larga, larga… Los reflejos
en las vidrieras borrosas
desdibujaban tu esbelto

perfil… Era tu figura
la flor de un nimbro de ensueño.
Tres eráis, tres, las hermanas,
como en los libros de cuentos.

LA DESPEDIDA

Aquel día -estoy seguro-
me amaste con toda el alma.
Yo no sé por qué sería.
Tal vez porque me marchaba...

-Me vas a olvidar -dijiste-.
Ay, tu ausencia será larga,
y ojos que no ven... -Presente
has de estar siempre en mi alma.

-Ya lo verás cuando vuelva.
Te escribiré muchas cartas.
Adiós, adiós... Me entregaste
tu mano suave y rosada,

y, entre mis dedos, tu mano,
fría de emoción, temblaba.
Sentí el roce de un anillo
como una promesa vaga.

Yo no me atreví a mirarte,
pero sin verte notaba
que los ojos dulcemente
se te empañaban de lágrimas.

Me lo decía tu mano
en la mía abandonada,
y aquel estremecimiento
y aquel temblor de tu alma.

Ya nunca más me quisiste
como entonces, muda y pálida.
Hacía apenas tres días
que eran novias nuestras almas.


© GD

VIAJES POR ESPAÑA Y PORTUGAL


VIAJES DE EXTRANJEROS POR ESPAÑA Y PORTUGAL 
en los siglos XV, XVI Y XVII
Colec. de Javier Liske · 1878
Trad. por F. R. · Editorial Medina · Madrid

CORPUS DE LA ANTIGUA LÍRICA

MARGIT FRENK
CORPUS DE LA ANTIGUA LÍRICA
POPULAR HISPÁNICA (ss. XV a XVIII)
Colaboración técnica:
John Albert Bickford / Kathryn- Hickman
EDITORIAL CASTALIA

ARISTÓTELES


ARISTÓTELES 
ACERCA DE LA GENERACIÓN Y LA CORRUPCIÓN
TRATADOS BREVES DE HISTORIA NATURAL
Introd. Traduciones y notas de
E. La Croces y A. Bernabé Pajares
Editorial Gredos

Gerardo Piña-Rosales

LOS AMORES Y DESAMORES
DE CAMILA CANDELARIA
Gerardo Piña-Rosales
Colección [dis] locados
Literal Publishing · Houston · Texas

“Tan pronto como hube bebido ¡hasta la última gota! aquel líquido oleaginoso y amargo, sentí que la realidad de mi entorno comenzaba a revelárseme desde otros ángulos, que mi consciencia se expandía y navegaba ad libitum por las paredes del santuario, revestidas de dibujos y mandalas tibetanos; por la bóveda, tálamo circular o campo de batalla poblado de fornicantes ninfas y quiméricos dragones; por la claraboya, donde repiqueteaba la lluvia; por el denso y enervador aroma del incienso; por el viento, ronco rumor, entre los palmerales, gemebundo como algún animal cautivo o vulnerado. Por primera vez en mi vida me sentía realmente viva, pletórica de energías. Pero, al mismo tiempo, la quietud y el sepulcral silencio que nos rodeaban me sobrecogían. Un cierto miedo, una leve angustia ante lo desconocido se anudaban en mi garganta. Mi ser se descomponía, sin que yo pudiera -ni quisiera- detener el total desvanecimiento de las diferentes y contradictorias personalidades que a lo largo de mi vida había ido presentando a los demás”.

G.P-R

WILHELM VON HUMBOLDT


DIARIO DE VIAJE A ESPAÑA
(1799-1800)

WILHELM VON HUMBOLDT
Traducción: Miguel Ángel Vega 
Ed. Cátedra

ANDRUS KIVIRÄHK

ANDRUS KIVIRÄHK
EL HOMBRE QUE HABLABA SERPIENTE
Traducción de Consuelo Rubio
Editorial Impedimenta

PAUL CÉZANNE

PAUL CÉZANNE
Autorretrato
KUNSTMUSEUM · Berna

MANET

Uno de los pocos retratos que
Edouard Manet hizo de su esposa (1867)
(Musée d’Orsay · Paris)

Touches blanches. Touches noires

TOUCHES BLANCHES. TOUCHES NOIRES
(Roman)
Manuel Garrido Palacios
Editorial Le Soupirail
Francia

RESEÑA 
POR
FRANÇOIS LUIS BLANC

Conozco a Manuel Garrido Palacios desde hace 15 años, he leido la mayor parte de sus libros, visto algunas de sus peliculas (Adivina, adivinanza, Rituales…), todo influenciado por su mirada de antropólogo sobre la vida rural en los pueblos antiguos, con sus tradiciones, profesiones y personajes. Como dice Manuel Moya del autor de este libro:
Desde que en 1998 Manuel Garrido Palacios diera a las imprentas mallorquinas El clan y otros cuentos, libro en el que ya daba cuenta de un mundo personal e intransferible que se encontraba en los límites de lo real, su autor ha ido escarbando en un universo que tiene tanto de onírico como de real, tanto de cotidiano como de mágico, todo ello localizado en un tiempo que es a la vez destiempo, donde muerte y vida no forman nociones distintas de lo real, sino que se imbrican, se funden, forman parte de un entramado.
Este libro, Touches blanches, Touches noires, sigue la misma perspectiva, pero con una nueva dimension, casi cósmica, y un poder narrativo y creativo que ultrapasa lo que yo ya habia leido, como El Abandonario y la secuela de libros de la misma saga, y sé que Manuel Garrido Palacios se reclama de la ola de Juan Rulfo en libros donde el horror de lo cotidiano en la vida de los desdichados nos alcanza en plena cara con la belleza obscena de la pobreza.
La literatura clásica internacional abunda en novelas de este genero: Los miserables, de Victor Hugo, Zola, con L’Assommoir, los libros de Dickens, Las uvas de la ira de Steinbeck, Rulfo en Mexico, Graciliano Ramos en Brasil, y muchos otros a los cuales Manuel Garrido Palacios añade su obra con el fondo especifico de la guerra civil y con su original técnica del monólogo recitativo, incantatorio, una letania tal vez inspirada en el coro de las tragedias griegas, que opera como un testigo vivencial de los eventos que se suceden en el palco.
El titulo, Teclas blanches, Teclas negras sorprende, pero se explica cuando se aprende que los protagonistas principales son un piano y una música, Tarantela, que va a servir de leitmotiv inspirador puntuando la historia de un pueblo. Mambraseca es el lugar alegórico donde se desenvuelven los dramas cotidianos de la vida durante la contienda.
Y entramos en la trama: Fátima, la madre de Balbina, la heroína, una joven adoptada que ha dejado el pueblo y está en el centro de la intriga, monologa con su hija y le relata los eventos diarios para la ausente, las memorias, los hechos de todos los personajes que van a desfilar sucesivamente en el palco, con sus historias particulares y sus interacciones. Una galería de personajes que construyen una comedia humana como en la obra de Balzac, o los truculentos episodios de Fellini de Amarcord.
Hay la historia de la mina, que fue cerrada, el cura don Resurrección, conservador y tradicional aliado de los gobernantes, de la orden, poniendo a Dios al servicio del poder y denunciando las costumbres de los rojos, y que defiende sus prácticas dignas de la Inquisición.
Hay el cacique, representante de la dictadura en el pueblo, cuyas exageraciones, torturas y violencias se multiplican, como una letanía macabra, en los camiones de fusilados al alba. Este personaje me recuerda al cazador de Ernst Junger en Los acantilados de Marmore, una alegoría del dictador nunca nombrado que persigue en una constante busca la humanidad descartable.
Hay el padre de Balbina, ex-minero, que será sacrificado en el altar de la represión de todas las libertades. Él tiene talento de curandero por las hierbas, junto con Hipacia, la bruja, lo que nos trae muchos conocimientos sobre las curas tradicionales con las plantas (campo que estudié en los Andes).
Hay el poeta Pardero, cuyos versos puntúan el texto dando alma y voz a todo lo que ocurre en el pueblo y recordando la sabiduría popular cuando se la necesita. Su destino trágico fue probablemente inspirado en la mente del autor por lo de Lorca, como homenaje póstumo al gran poeta muerto a manos de los fascistas.
Hay el buhonero Silvino, que con sus mercaderías recuerda el mundo urbano distante, fuente de sueños.
Hay siempre las teclas blancas de la felicidad en contraste con las teclas negras del infortunio, como las teclas del piano de Balbina, cuya existencia sorprende en la desolación de este pueblo: ¿cómo puede poseer un piano en medio de tanta pobreza? Historia de un piano que fue del dueño de la mina,.., una nota surrealista en este paisaje trágico, con los 24 compases medidos en la partitura de una Tarantela, que será el himno federativo del pueblo y de su gente, como un signo de esperanza, un acto de fé en un último resto de bondad humana.
Con la sonata de una nota solitaria imaginada durante un sueño, a la manera de Italo Calvino y su Caballero sin cuerpo, o su personaje viviendo en un árbol, dentro de un minimalismo dadaísta, porque el sueño y sus aparentes absurdos o revelaciones son parte de la novela. La música de la Tarantela, los cantos y rituales populares regresan como un leitmotiv fascinante, una danza catártica contra los sufrimientos, como una oración. Y la pianola tocando sola aparece como una magia, una nueva dimensión añadida a la poética belleza natural. El piano es un instrumento que debería recoger todos los rumores del pueblo en su cajón. Un instrumento maléfico, según el cura don Resur, que deberían quemar en un auto de fe.
Hay el veedor de aguas, con el dolor de sus testículos, puro Fellini. Las fiestas gastronómicas, que hacen olvidar un poco la tragedia y los buitres de la madrugada.
Hay el Nubero, el muletero y su mula, un personaje por si solo como otros animales y pájaros. Como la cabra Biribirla, encarnación lúbrica del demonio que posee al pueblo, según don Resur, como todos los objetos mágicos de la bruja Hipacia y las creencias maléficas del pueblo, que merecen ser extirpadas por el fuego de la Inquisición o por la desaparición física de los supuestos poseídos con la complicidad del cacique y sus camiones de la madrugada.
Hay otro elemento demoniaco: las ratas, alegoría de los verdugos de la dictadura, como en La peste de Camus, que siembran el pavor, cultivan la delación, la suspicacia entre todos. Una alegoría paradójica cuando se piensa que las ratas personificaban las razas a eliminar para los nazis.
En cuanto al cacique, él da clases de ejercicio del poder a Fátima, nombrada responsable de la cultura por ironía de la suerte.
Hay la naturaleza que reina sobre los hombres, con su poesía, su belleza y su poder curativo de todos los sufrimientos, lagrimas, lloros y naufragios del pueblo y de lo efímero de la existencia.
La muerte del padre de Balbina ilustra mejor los procedimientos de los fascistas. Inclusive el banquete macabro del cacique, recordando la cena de Viridiana de Buñuel, con los doce prisioneros. Y la muerte del poeta Pardero, episodio confundiendo, desorientador de muerte-desaparición-martirio confinando con la leyenda, recordando aquella de Lorca. Es el último canto del cisne del poeta, digno de la poesía del desengaño de Quevedo.
Hay los remordimientos y la crisis de conciencia del caporal Acadio, el ejecutor de las órdenes mortales para sus conterráneos y luego, el proyecto fallido de venganza de todo el pueblo para hacer triunfar el bien sobre el mal.
Sigue una cascada de horrores sin fin, puro ensayo rulfiano de un paraíso perdido, como el de Milton; es el último soplo del alma del pueblo. El abandono de la mina, el despoblamiento por las masacres de la madrugada.
Hay el pozo, motor de la vida del pueblo como la pianola es su soplo. Este pozo sufre una terrible profanación, un colmo del horror en la novela, con la desnaturalización de su pureza de origen divino, boda sagrada de la tierra y del cielo, por un cadáver, y orinas y excrementos humanos; terrible metáfora del fin del mundo futuro por la polución moderna debida a las actividades del hombre contra la tierra.
Hay el ahogamiento del cantinero en el pantano como último acto de la muerte del pueblo, vislumbrado en su sueño por Fátima.
La venganza contra el cacique será obra de una viuda, no diferente de la muerte dada a una gallina o a un puerco, y el despojo será transportado en el vehiculo de los fusilados, cerrando así el drama dentro de un circulo de escarnio donde planea la soledad.
La apoteosis de la Tarantela será la de volverse el himno de Mambraseca, como pirueta final para decir que todo drama debe acabar en una canción.
Pero hay aun la muerte por amor de Honorio, el funcionario del escritorio, y la del último artesano. Las tradiciones, la sabiduría popular prevalecerán como símbolo de la inmortalidad que se perpetúa en el silencio. Y Balbina siempre allá, en la distancia inconmensurable de su partida…
De su técnica literaria resalta Manuel Moya En la escritura narrativa de Manuel Garrido Palacios, el tiempo, o el destiempo, como prefiera, aparenta jugar un papel residual, ajeno al conflicto que una y otra vez aqueja a los personajes... las vidas de estos habitantes del destiempo, parecen moverse como cautivos, como fantasmas atrapados en una botella de cristal, abombados por la distorsión de ese lente.
Para mí también, tal vez la maestría del tiempo, de la realidad y del sueño, es la marca de un gran escritor que no obedece a la cronología y a la realidad simples, sino que prefiere ver a sus personajes en la espiral del tornado que es la vida, que, como el romance, nos lleva de un punto al otro, nos aparta, nos devuelve al mismo lugar, al interior de un auténtico caos. Esto es un marco de la obra de Faulkner, como en el romance Sartoris, por ejemplo. El autor prefiere describir circunstancias, atmósferas, eventos dispersos, sin relación cronológica, más que una intriga construida. Esto es parte del arte de escribir de Manuel Garrido Palacios.

© François-Luis Blanc, Escritor.

PLANTAS DE LOS DIOSES

RICHARD EVANS SCHULTES
ALBERT HOFMANN
PLANTAS DE LOS DIOSES
ORÍGENES DEL USO DE LOS ALUCINÓGENOS
EDITORIAL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA · MÉXICO 

William Turner


William Turner
El Temerario es remolcado a su último fondeadero (frag.)
National Gallery. Londres

MIRCEA ELIADE

MIRCEA ELIADE
EL VUELO MÁGICO
Traducción: Victoria Cirlot / Amador Vega
Ediciones Siruela

VIOLETA C. RANGEL

VIOLETA C. RANGEL
LA POSESIÓN DEL HUMO
Premio de Poesía ‘Ciudad de Córdoba Ricardo Molina’
Editorial Hiperión

Franz Liszt · Mariangela Vacatello (piano)

FRANZ LISZT (1811-1886)
Études d'exécution transcendante
MARIANGELA VACATELLO (Piano)
Preludio · Molto vivace · Paysage · Mazeppa · Feux follets · Vision · Eroica · Wilde jagd · Ricordanza · Allecro agitato molto · Harnonies du soir · Chasse-neige 
Brilliant Classic

OVIDIO

OVIDIO 
Arte de amar
Remedios contra el amor 
Cosméticos para el rostro femenino 
Edición de Enrique Montero Cartelle
Editorial AKAL Clásica

Estas obras de Ovidio pertenecen a la época cumbre de la literatura latina y reflejan los gustos de aquella sociedad refinada y mundana. Forman en su conjunto el manual del seductor (o seductora) tanto en el éxito como en el fracaso amoroso. Tachadas de inmorales, en particular el Arte de amar (considerado como causa del destierro del poeta), son en realidad buena muestra de una elegancia no exenta de ironía y perfección literaria, como demuestra la profunda huella que dejaron en la literatura posterior.

Editorial Akal Clásica

PICASSO Y EL ARTISTA

PICASSO Y EL ARTISTA
Paris

Visito la Casa-Museo de Picasso en el barrio de El Marais. Aparte de sus fondos fijos, sus salas ofrecen sorpresas de colecciones tan de agradecer como la muestra cronológica del medio centenar de bocetos que realizó el pintor antes de llegar a plasmar lo que quería, definitivamente, en un lienzo.
Miraba un cuadro de su época azul -protegido éste por una gruesa transparencia- desde una posición cómoda: una escalera lateral que me permitía tener una visión constante a distintos niveles, y, absorto como estaba ante obras que imaginas que te hablan, noté que me tocaban en el hombro, por lo que tuve que apartarme un instante del encantamiento que disfrutaba. El individuo era un aficionado a la pintura de días festivos, especialista en paisajes en serie, todos iguales, como fotocopias y no cuadros, que, señalando el que teníamos delante, me confesó al oído, para que me enterara bien: «Eso que hay ahí lo hago yo en dos horas, no en balde tengo hasta una medalla y todo».
Por mi parte no hubo contestación, sino extrañeza porque un ser capaz de decir eso hubiera tenido la iniciativa de visitar la Casa-Museo de Picasso. Luego supe que formaba parte de una excursión y que había entrado allí lo mismo que podía haberlo hecho en las catacumbas de Perlot, caso de haberlo sugerido el guía.
No dije nada, absolutamente nada, ni con una mueca, pero recordé cuando otro artistazo por el estilo se asomó a la Capilla Sixtina en el tiempo en el que estuvo sembrada de andamios y sus pinturas brotaban de techos y paredes, y dijo a Miguel Ángel: «Yo también soy pintor».
A Picasso le preguntaron ante una de sus obras máximas: «¿Qué tiempo ha tardado en hacer esto?». Y respondió: «Tres mil años». Sintetizó en un trazo de palabras la Historia del Arte en 24 tomos, más prólogo, epílogo y notas.
«Lo que no se aprende de joven, se ignora de viejo». Es frase de un clásico, Casiodoro, que puede completarse con lo que decía Séneca: «Debes aprender mientras ignores, es decir, mientras vivas». Esa tarde en la Casa-Museo de El Marais no vi necesario responder más que con el silencio, deseando que el aplicado artista se alejara cuanto antes para poder seguir admirando en paz la obra de Picasso. Me pareció mejor no decirle nada porque a veces una respuesta no merece ni la saliva que pueda gastarse en ella. Lo propio es que el silencio allane y quede el tiempo como juez para poner a cada cuervo en su olivo.
Picasso, que declaraba haber tardado tres mil años en haber llegado a formar en su mente aquel cuadro, se recordará siempre, todos los siempres posibles. Sin embargo, el artistazo capaz de hacer idéntica obra en dos horas, ya habitaba permanentemente en el olvido.


© Manuel Garrido Palacios

Edith Nesbit

Edith Nesbit
El castillo encantado
Ilustraciones de H. R. Millar
Trad. Nuria Reina Bachot
El Paseo · Editorial


El paisaje de una finca de verano en West Country, al suroeste de Inglaterra, sorprende a tres hermanos, Gerald, James y Kathleen. Mientras juegan a explorar en las inmediaciones realizan un hallazgo que parece mágico: un castillo encantado rodeado por un lago, arboledas, estatuas de mármol, enormes torres… En ese lugar hallan a una princesa durmiente dentro de un laberinto... Por primera vez en español, una de las mejores historias de la pionera del género fantasy, quien influyó en autores como C. S. Lewis o J. K. Rowling.

EPE

Exekias, alfarero


Exekias, alfarero, firma el ánfora ateniense
de figuras negras (aprox. 540-530 a. C.), 
procedente de Vulci, Italia,
cuyas imágenes muestran a 
Aquiles matando a Pentesilea,
reina de las amazonas, de la que, 
según la mitología,
se enamora en tan trágico momento.
(Museo Británico. Londres)

REVISTA de FOLKLORE nº 421

REVISTA de FOLKLORE nº 421
Urueña. Valladolid

SUMARIO:
Editorial de Joaquín Díaz (Director):
Desde el siglo XVIII por lo menos se vienen utilizando las expresiones populares como medio eficaz a través del cual difundir, especialmente en la escuela, ideas y creencias. La realidad es que, tanto en el caso de que se quiera proponer una educación basada solamente en ese tipo de sabiduría como si se utilizan las expresiones en apoyo de otra clase de educación, la tradición oral está presente... +
La presencia de animales invertebrados en el Guzmán de Alfarache
Cándido Santiago álvarez
El folclor: origen de su demonización
Emma Yolanda Martínez Mendieta
Campaspero. Léxico y forma de hablar de sus gentes
Oroncio Javier García Campo