Revista de Folklore nº 419.


Editorial de Joaquín Díaz (Director):
El interés de la Iglesia hacia las imágenes y las representaciones religiosas comienza a manifestarse con fuerza hacia el siglo VIII. La necesidad personal del espíritu que asimilaba la oración con las sensaciones estéticas o de los sentidos vino a añadirse a una larga lista de fines mnemónicos o didácticos que también encontraban argumentos a favor de la contemplación devota de los iconos... +

Antiguos mercados madrileños
Alejandro Peris

Loa en alabanza del Dulce Nombre de Jesús, representada en Majaelrayo (Guadalajara), en 1806
José Ramón López de los Mozos

Dulzaineros y redoblantes en el Archivo Municipal de Burgos en los siglos XIX y XX
Alfredo Blanco del Val

Santas protectoras del embarazo, del parto y de la leche en la Valnerina (Umbria, Italia)
Fabiola Yvonne Chávez Hualpa

MOTIVOS AMATORIOS

DICCIONARIO DE MOTIVOS AMATORIOS
EN LA LITERATURA LATINA
(Siglos III a.C. – II d.C.) 
Edición de Rosario Moreno Soldevila
Exemplaria Clássica · Universidad de Huelva


He aquí un libro de libros. Trae sus referencias desde una lejanía tan milenaria en tiempo como actual en lo que trata. En cuanto al futuro, si quedara algo después de destruido todo, eso sería la entraña de sus páginas: el amor. Bebe en la literatura clásica o, lo que es igual, en la Literatura con mayúscula, con lo que universaliza el tema. Lo que fue, eso es y eso será en toda época, en todo lugar. Se lee lo que entonces se sabía sobre el amor y vemos que sigue siendo lo que sabemos, algo que nos mueve en todas direcciones, cuyo menor matiz se eleva a rango de categoría en la búsqueda del misterio que encierra una palabra tan corta de letras, tan infinita de sentido. Advierte la nota previa que “el amor ha sido a lo largo de la historia uno de los temas centrales de la literatura universal. Difícil de delimitar por su carácter emocional y subjetivo, el amor se codifica, sin embargo, en motivos y tópicos reconocibles, surgidos en muchos casos por poligénesis, dada la universalidad del sentimiento erótico. Para conocer los orígenes de muchos de los motivos y conceptos amatorios de las literaturas occidentales surge este Diccionario, en el que se recoge su configuración en la literatura latina, heredera de la griega y germen de las europeas”.
Ya que la complejidad del libro no cabe resumirla en los límites de una nota, parece más propio dar noticia de su existencia y enumerar las voces que se corresponden con tópicos eróticos: figuraciones metafóricas, situaciones, personajes, etc. El libro aborda temas como Aborto, Abrazo, Adulterio, Afrodisíacos, Alba, Amada, Amado, Amantes, Amenazas, Amor [agridulce, correspondido, en la vejez, renovado], Aojamiento, Arte de amar, Ausencia, Belleza, Besos, Cadenas de amor, Camino de amor, Caricia, Cariño, Caza y pesca de amor, Celada, Celos, Citas, Codicia, Señales secretas, Coito, Concatenación de amor, Confidente, Contigo [al fin del mundo, pan y cebolla], Cornudo, Cortejo, Cosméticos, Cualidades de la amada, Cuitas, Cunnilingus, Cupido, Declaración, Definición, Descripción de la belleza, Desdén, Desengaño, Deseo, Desnudez, Dilema, Dioses, Dueña, Eco, Edad de oro, Enamoramiento, Envidia, Escenarios, Esclavitud, Espera, Esperanza, Esponsales, Esposos, Excitación, Exhibicionismo, Fanfarronería sexual, Fantasías eróticas, Felación, Fidelidad, Flores, Funeral, Guardián, Hastío, Herida, Incesto, Placer, Pleitesía, Poesía, Posturas, Prendas, Preñez, Pretendiente, Prostitución, Insomnio, Pseudónimos, Invierno de amor, Pudor, Disfrute vital, Quejas, Irrumación, Rechazo, Joyas, Recompensa, Juego,Reconciliación, Lamento, Recuerdo, Lecho, Regalos, Lenguaje, Lesbianismo, Remedios, Llama, Reputación, Llanto, Riñas, Locura de amor, Rival, Lujuria, Rondas, Magia, Rueda de amor, Ruptura, Mal de amores, Maldición, Seducción, Mascota, Sensatez, Masturbación, Separación, Matrimonio, Sexo, Mensajes, Sexo oral, Miedo, Símbolos, Milicia de amor, Síntomas, Moralistas, Soledad, Mordiscos, Sueños, Muerte, Suicidio por amor, Mundo al revés, Súplicas, Suspiros, Noche de amor, Tercería, Ocio, Torturas, Traición, Olvido, Pacifismo, Travestismo, Ofrendas, Pacto, Triunfo, Paisaje ideal, Venus, Palabras de amor, Vino, Paradojas, Violación, Parto, Virginidad, Pedicación, Voyeurismo, Perfumes, Yugo, Piropos, Zoofilia y más, como un léxico relativo, un listado de expresiones latinas y griegas con remisión a las voces y una bibliografía. Cierra la obra, superior al medio millar de páginas, la referencia sobre la autoría de quienes han colaborado en tan vasto corpus procedentes de diversas universidades: Montañés Gallardo, Traververa, Ramírez de Verger, Fernández Sanz, Montero Cartelle, Socas Gavilán, Laguna Mariscal, Galán Vioque, Bellido Díaz, Martos Fernández, Martos Montiel, Libran Moreno, Fernández Valverde, Tello Lázaro, Domínguez Martín, Estévez Sola, López López, Martínez Sariego, López Gregoris, Moreno Soldevila, que asume, además, el trabajo de edición, y Rivero García, que también aporta el prólogo, en el que dice que la obra es fruto de una idea surgida hace dos décadas, e insiste en que “el amor es un tema medular en todo corpus literario. Como pasión y obsesión, el asunto amoroso aparece desde el tratado filosófico a la lírica, desde la epopeya a la comedia o la novela, aunque su delimitación es imposible por la propia naturaleza evasiva del sentimiento erótico”.
Podría ser este un punto final, pero demos un salto literario para traer como colofón un soneto de Lope de Vega, que suena a eco del índice de motivos amatorios y que define el amor desde sus catorce versos:

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.

© Manuel Garrido Palacios 

Touches blanches. Touches noires

TOUCHES BLANCHES. TOUCHES NOIRES
(Roman)
de Manuel Garrido Palacios
traduction de l'espagnol par
Marie-Claire Durand Guiziou et Jean-Marie Florès.
LE SOUPIRAIL 

Actualités

Rencontre à la Médiathèque de Biarritz
avec Manuel Garrido Palacios
pour son roman 
Touches blanches, touches noires
avec l'un de ses traducteurs Jean-Marie Florès
et Emmanuelle Moysan, l'éditrice.

LE SOUPIRAIL (Éditions)

LE SOUPIRAIL (Éditions)
sera présent au salon Livre à part à Saint Mandé
Retrouvez-nous à l'Hôtel de Ville de 11h à 19h
Présence des auteurs et traducteurs

CASTRO CRESPO

CASTRO CRESPO
CAJÓN DE SASTRE
Exposición en Fundación Vázquez Díaz · Nerva
27 enero – 26 marzo 2017
Imagen: Teatro, mi teatro (2015)


(Técnica mixta sobre papel. 150 x 150 cms.)

JUAN EDUARDO CIRLOT

JUAN EDUARDO CIRLOT
EL PEOR DE LOS DRAGONES
Antología poética 1943-1973
Vaso Roto edit.

Voz que miró de otro modo una realidad que pocos supieron leer y en ella reconocerse, ésa que abrió mundos insospechados por cifrados, tan de él, que por décadas se presintieron protegidos por la espada. En su lenguaje late el rigor del poeta en su relación con la música, cine, pintura, un confluir anchuroso de imágenes que nos vinculan a otros –para nosotros des-conocidos– mundos, para así leerlo como hubiese deseado él mismo.

«Esforcémonos por comprender a un poeta que aspira –a su vez, en un ejercicio de laberintos– a comprender una realidad que siente ajena: a un poeta que mira al pasado porque lo entiende como explicación del presente y que, quizá sin conciencia, seguro que con ambición, escribe para los lectores del futuro». Elena Medel (Prólogo)

«La obra de Cirlot (Barcelona 1916-1973) removió y remueve la cultura de su tiempo tanto por su sentido iniciático como por su afán de universalidad». Antonio Colinas.

«Y pienso sobre todo en Cirlot, que pagó muy caro su desarraigo, pero sobre todo la modernidad de su poesía y sus ambiciosos planteamientos de visionario. Todo invitaba a que se le reconociera como uno de los grandes poetas del siglo xx». Juan Antonio Masoliver.


Diego Lopa Garrocho

LAS CARAS DE HUELVA
Diego Lopa Garrocho
Universidad de Huelva


En la calle Medio Almud, o Amado de Lázaro, paso entre San José, Independencia, Gínés Martín, Jacobo del Barco y Aragón, estaba la taberna de Carmelo y Claudina, padres del escritor Diego Lopa Garrocho. El local tenía su mostrador de madera, su viejo reloj de péndulo, una cabeza de toro disecada donada por el Litri, su patio cubierto por una parra y un buen vino valorado por los paladares expertos. Diego, aparte de lo dicho, la distingue de otras tabernas del barrio: El Valle, El Trentiuno, Sietenovias o El Túnel porque, además de acudir gente modesta, era foro de lo cultural, lo artístico y lo taurino en saludable rebujo. Limitaban el sitio por el Norte el cabezo de la tragedia,  el Hospital de la Merced por el Este, la Vega por el Sur y el centro de la ciudad al otro lado. En su ámbito hay que recordar las figuras de Dolores la Papera, Pepa la de la Cebá, Paco Asunto, Zacarías el carbonero, Anacarte, Ana Limón, la Pineta, Pepe Hierro el del aguardiente, Ricardo el de los carros, Juana la Camisera, el Picúo, el Cano, el Cinini, el Cuartoquilo, el Miji, el Trabuco, el Pepico, el Juanini y los que de mayores fueron escritores, periodistas o pintores… nombremos a Rafael Delgado, Jesús Hermida, José María Segovia, Seisdedos, Rebollo, etc. Sobre este aire revuelto ha escrito Lopa Garrocho su hermoso libro: “Las caras de Huelva”.
Si es verdad que “la cara es el espejo del alma”, Diego ha querido poner rostro al escenario en el que se talló su vida, dividiéndolo en escenas con las sombras de quienes deambulaban por el olvido: Arturito, que rasgaba la calma con su vara, sus gritos y sus carreras, figura con la que las madres metían miedo a los niños, o el Nini, que nadie supo si tenía o no valor frente a un toro, pero que parecía desconocer esa diferencia. No en balde dice en el prólogo Francisco José Martínez, que “las caras lo dicen todo, reflejan lo vivido, lo anhelado, lo sufrido, la felicidad, la aflicción, lo que se hereda con los genes”. Y es que las de este libro conforman la cara de la ciudad en la generación del autor; caras de personas,  monumentos, calles, unas vivas, otras en la memoria común, todas resistiendo el vendaval del tiempo.    
Diego Lopa escribe que ha visto crecer a Huelva a la par que él mismo, y deja resbalar su nostalgia al nombrar sus paisajes favoritos, esos que lo vieron tomar notas durante años para darlas en estas páginas: “los atardeceres en el muelle del Tinto, los olores a brea y a salitre en la Glorieta, las Colombinas en el muelle, la Cinta y su feria, la Fuente Magna, la de las Naciones, el Titán, San Sebastián en su barrio del Cementerio Viejo, la llegada del primer Obispo, la venida de la Virgen de Fátíma, los partidos de fútbol del Velódromo, los paseos “arrastra pies” por la calle Concepción, los cines de verano, la Plaza de las Monjas, el Conquero, la sesión numerada del domingo en el Mora, en el Rábida, en el Gran Teatro, en el Oriente, la quiniela en el Buenavísta, la primera cerveza en La Copa, en El Tupi, la venta de biznagas y su pregón: ¡A gorda los jazmines!, o el de las caballas: ¡Vivitas de la bajamar!, o el de las sardinas: ¡Las llevo del alba, de galeón!, las papas fritas de la rubia, el kiosco de Manuel, la tienda de Baltasar, las sultanas del chato, el paso de los toreros en los coches de caballos, los tranvías amarillos, sin dejar atrás las calles adoquinadas donde se jugaba a piola, a las bolas o a la pelota de trapo, las puertas en las que los vecinos se sentaban en las noches de verano para charlar bajo la bonanza del clima, ausente la prisa, es decir, todo un cúmulo de anécdotas elevadas al rango de categoría por su mano y por su voz, ya que el libro trae un disco con este hervor latente.
Avalan la edición la Universidad de Huelva y Uniradío, emisora del programa “Del rosa al amarillo”, germen de estos textos, espacio en el que el autor ha entrevistado a los dueños de esas caras, riqueza expresiva y documental a la que ha añadido sus recuerdos.  
Se preguntaban los primeros griegos, cuando una obra se culminaba, si el autor y actores habían puesto pasión en ella. Situando la pregunta en nuestros días y aplicándola a este libro y a su artífice, Diego Lopa Garrocho, cabe contestar: Toda.

© Manuel Garrido Palacios

MAXIME CHEVALIER

MAXIME CHEVALIER
CUENTO TRADICIONAL, CULTURA, LITERATURA
(SIGLOS XVI-XIX)
ESTUDIOS FILOLÓGICOS
EDICIONES UNIVERSIDAD
SALAMANCA

CULTURA

CULTURA

Asisto a lo que llaman un acto cultural. Lagarto, lagarto. Los que me acompañan llenan el regreso de opiniones sobre el evento. Escucho y cato. La queja común es que se confunde ocasión con tradición, sabiduría con datos, palabreo con reflexión, hábil con artista, listillo con inteligente, entendederas con atrevimiento, hambre con ganas de comer y todo así. Repito algunos de los ejemplos expuestos:
1) Un político que tenía que recibir a figura literaria internacional, en vez de saludarlo como lo que representaba, le espetó: «Yo también soy poeta».
2) Un... -¿cómo llamar a éste?- le largó a un escritor tallado y reconocido:  «Yo quiero tener las tardes libres para poder escribir como usted».
3) Un caso lastimoso le dijo a un recién llegado que en el Sur sólo había dos poetas de valía: Juan Ramón y él.
Como es interminable la lista de disparates pongo punto porque estas osadías no merecen más. Aunque son empobrecedoras en sí mismas y no resistirían un análisis, dan norte en conjunto de lo difícil que resulta entender el significado de Cultura, palabra que tanta resistencia opone a ser definida porque tiene un corazón tan tierno que cualquier vaivén podría herirla. Gracias a que por venir de dar culto a lo superior conserva un halo misterioso que la protege. Hay quien se mueve en lo que le parece Cultura y con ello recorre el camino de la autocomplacencia. Los que andan encariñados con ella ven ese camino cultural poblado de saberes, de formación, de personalidad, de gusto, de sensibilidad, de  inteligencia, de tomar las grandes obras como modelos para aprender, no para plagiar, de sentirlas como tesoro de la humanidad, sean tradiciones artísticas, científicas, religiosas, filosóficas; todo eso que conforma un modo de vida: arte, moral, ley, costumbres, hábitos. Como alimento del espíritu nunca hubo empacho por la Cultura, sino sensación de bondad por permitir que nos abriera paso hacia ideas que nos enseñaran a sentir que nadie es el eje del mundo; p sea, para universalizarnos.
La Cultura es el grano que queda limpio en la era cuando se aventa la paja. Ella se defiende de la confusión porque está hecha a distinguir la voz del grito, el hablar mucho del decir poco, o nada, el auditorio vacío aunque parezca lleno, de discursos superficiales, alharacas pelotilleras,  autobombo y aplausos subvencionados a costa del contribuyente. En cierto despacho no sabían qué cargo darle a un «compromiso» y le dieron "Cultura mismo". Toma ya.
Habría que elevar el listón, no bajarlo a niveles infames bajo el pretexto de poner no se sabe qué al alcance de todos. Lo grande es que suban esos todos. Que no parezca que somos incapaces de ser más que figurantes de una obra manida que sólo sabe justificarse a diario. Por cierto, ¿de qué acto llamado cultural venía yo para escuchar estas perlas durante el regreso?

© Manuel Garrido Palacios

JOSÉ MANUEL DE LARA

JOSÉ MANUEL DE LARA
(Ciertos poemas)

Está lloviendo. Llueve,
interminablemente, desde el alba.
No se ve el cielo ni se ve la tierra,
solamente el agua.
Silencio.
¿Qué decir
sin que no se me mojen las palabras?
Tengo abierto delante un horizonte
que se me está cerrando por la espalda.
Y no sé qué pensar, ni sé qué hacer
debajo de esta lluvia fría y larga.
El mundo se ha encogido, que las cosas
parecen más pequeñas con el agua;
y yo, empequeñecido, me contemplo
en el mojado cristal de una ventana.
En el centro de un círculo pequeño
ahogada tengo el alma.
Levantaré la frente hasta ponerme
un arañazo de lluvia por la cara.
Voy pisando los charcos fuertemente,
salpicando de barro la esperanza;
que hasta Dios me parece descendido
de su altura de luz esta mañana. 

Hace unos días, en la Mèdiatéque de Biarritz (Francia) a las cinco de la tarde, fueron leídos este y otros poemas de uno de los grandes de la Poesía: José Manuel de Lara. Presidían el acto la Dra. Cécile Norfock, la editora de Le Soupirail, Mme. Moysan y el traductor  Jean-Marie Flóres, que iba repitiendo como un mantra los versos en francés. Frente a ellos, un público, sinceramente interesado en lo que se le ofrecía como primicia, cuyo aplauso tras el primer poema, hizo que la lectura siguiera.
José Manuel de Lara, Miembro de la Academia del Lunfardo (Argentina),  que jamás tuvo que alzar la voz para ser escuchado, ni correr por los pasillos, ni arrimarse al poder de turno, tan efímero como todos los poderes, para ser apreciado por méritos en el mundo de las Literatura, dio esta lectura sin estar presente, aparte de tener versos suyos traducidos al francés e incoporados a diversas obras.
Este poema y los siguientes fueron escogidos de su obra RETRATO APRESURADO, antología encargada a sus hijos, proyecto que se mantuvo ajeno al poeta desde su gestación hasta su publicación. Fue para él una sorpresa; para sus lectores, un gozo; para sus amigos, un honor; para la literatura, un acto de justicia, por ser, sin duda, una voz poética de las que ‘quedarán cuando el viento barra la hojarasca’.
Una veintena de títulos jalonan su afán, desde aquel Surco Nuevo, en 1957, aunque José Manuel de Lara pasaría a la Historia de la Poesía aunque sólo hubiera escrito un poema como Agua de otoño:

No sé qué larga sombra de silencio
entristeció la duda de tus ojos.
Aquella luz, aquel abril contigo
ahora sólo es agua del otoño.
Desconfiada y triste me preguntas
por un amor que fue y quedó en nosotros;
y, sin quererlo, anidan en mi sangre
aquellos raros pájaros remotos.
Sé que la vida ha puesto, desde entonces,
un algo sobre ti, que no conozco.
Pero en tu modo inquieto de mirarme
contemplo tu niñez, llena de asombro.

Toda niñez trae pegado el eco de los paraísos perdidos, y el poeta observa la suya y la de los demás; la propia parece que la canta y que las palabras bailan en el aire. Podría acompañarse de un ritmo que ni fuera vendaval ni aire solo:

Ilusión y esperanza, canto y risa,
y en el aire fragancia de canela
Y correr y saltar por la plazuela
quebrando, por quebrar, la yerbaluisa.

Pura y mansa y azul siempre la brisa
a la salida ingenua de la escuela.
Y ante la verde cruz de una cancela,
en dos trenzas envuelta, una sonrisa.

Incienso. Tarde malva. Y en el viento
la cara sin la cruz de un pensamiento
leve y frágil, como una golondrina.

Y está la infancia alegre y siempre abierta
llamando, por llamar, en cada puerta;
gritando, por gritar, en cada esquina.

Desde su Cátedra de Poeta Puro pinta la niñez como la ve, con sus herramientas: las palabras, enmarcándola en el tono sepia de su época de enseñante:

Cuatro paredes tiene el colegio.
Los niños gritan sin gana
lecciones, cantos y rezos,
mientras el patio vacío
repite el eco.
Sobre la negra pizarra
trazos inciertos,
y en un rincón pone un mapa
colorines polvorientos.
Todas las amplias ventanas
tienen su trozo de cielo.
Y un rayo de sol le pone
guiños de luz a un tintero.
Lentos, cansados, monótonos,
dicen a un tiempo
montes y ríos de España,
canciones y padrenuestros,
mientras un aire dormido,
sumiso y tierno,
entre pupitre y pupitre
bosteza su aburrimiento.

Si cualquiera de sus versos merecería mármol en el que grabarse, cualquiera de sus libros, su obra entera bien merece actos como el que cito, sin solemnizar el gesto, sino como respuesta a quien indaga al ser humano piel adentro buscando un origen a través de la Poesía:

¿Desde qué cielo perdido,
desde qué silencio,
me llega esta nostalgia indefinida?.

José Manuel de Lara, presente con sus versos en el recital bilingüe de Biarritz, lejos de conciliábulos y banderías inútiles, seguirá plantándose cada mañana, cada tarde o cada noche ante el abismo del folio en blanco con el latido humilde del que empieza, tal como un día trazara su propio perfil:

Aquí me ves, ausente, la mirada
perdida en una rota lejanía..

Un poeta nace cuando traza el primer verso. Su biografía, hoy en plenitud creadora, la expusieron otras voces, a través de su Poesía, en el acto de la ciudad francesa.


© MGP.

PARPALACIO nº 86

PARPALACIO nº 86
Urueña “ Valladolid


La Pastorada

A mediados del mes de diciembre tuvo lugar en la iglesia parroquial de Urueña la representación de una Pastorada. El texto que se representó es, sin duda, el auto más importante de las Navidades en Castilla y León. En su origen fue, probablemente, un texto corto que se representaba en las iglesias alrededor de la Misa del Gallo o intercalado en la misma y constaba sólo de lo que hoy se considera la parte central: el anuncio del Ángel a los pastores, los diálogos de éstos y la adoración y ofrenda de los presentes al Niño…





HOMENAJE A JOAQUÍN DÍAZ EN VALLADOLID