EL BOSCO

EL BOSCO
Las tentaciones de san Antonio (detalle)
h. 1505-6, óleo sobre tabla, tríptico, centro (135,5x225 cm)
Lisboa: Museu Nacional de Arte Antiga 

‘Este hombre extraño, cuya obra es ciertamente la más curiosa de su tiempo, sigue envuelto en su complejidad y en su misterio, a pesar de los numerosos estudios que su pintura ha suscitado. Muy pocos pintores han sido objeto de juicios tan contradictorios sobre su obra, juicios que varían según las tendencias artísticas y filosóficas del momento. El universo bosquiano ha sido juzgado alternativamente como burlesco, demoniaco, moralizador; se ha visto en él la expresión del pesimismo más sombrío r también la biblia de la alquimia’.

© Marcel Gauffreteau-Sévy. Hieronymus Bosch EL BOSCO


La Adoración de los Magos
h. 1510, óleo sobre tabla de roble
tríptico, centro, 138 X 72 cm
Madrid. Museo del Prado


La nave de los locos
h. 1500-2, óleo sobre tabla, 57,8x32,5 cm
París. Louvre

El poema Das Narrenschiff traducido al latín en 1498 por Baldius, se ilustra con grabados sobre la locura de los sentidos. Cabe que el Bosco retome la idea y plasme en esta obra una alegoría sobre la locura de la gula o el gusto: el asado en el mástil, las frutas sobre la mesa, el vaso para el vino… y la música busca con su presencia una sátira sobre la corrupción. El fray y la monja compiten por morder la fruta que se mece entre ellos, ante el asombro de los presentes: señal moralizante hacia los estamentos religiosos que parecen ajenos a lo que tendría que ser su forma de vida. (EA)


El charlatán
h. 1480 . óleo sobre tabla, 53x65 cm.
Saint-Germain-en Laye
Musèe Municipal


BEATLES

Una vieja canción

Sólo una cuerda
para arrastrar un juguete,
para pender de ella,
para atar un sueño,
para anudar el pasado,
sólo una cuerda.


Göran Söllscher ha grabado con seis cuerdas en los estudios Deutsche Grammophon en Hamburgo diecisiete temas de The Beatles bajo el título Here, there and Everywhere. Göran es un artista que 'se' ha descubierto este tesoro musical que tanto nos acompañó durante décadas y que lo seguirá haciendo mientras haya aliento. En mi discoteca no tengo sus obras en las baldas del pop, sino en las de los clásicos. Creo que Mozart se hubiera divertido con ellos, y Vivaldi, y Bach, porque, entre otras cosas, de ellos proceden en sus concepciones melódicas y armónicas, lo mismo que Pink Floyd viene de Gustav Mahler o Wagner. El guitarrista Söllscher no se ayuda de otra técnica que la de sus dedos, que lo mismo sacan de la guitarra un minueto de Haydn que el Let it be de Lennon y McCartney.
Así las cosas me llega un segundo disco grabado por doce violonchelistas de la Orquesta Filarmónica de Berlín con temas de The Beatles, y un tercero, grabado en el Moyzes Hall, Bratislava, por la Slovac Philarmonic, con el título Beatles go Baroque, en el que Peter Breiner ha agrupado veinte de sus melodías en cuatro conciertos según los estilos de Häendel, Vivaldi, Bach y el último a lo grosso, todos con sus zarabandas, allegros, polonesas, fugas…, o lo que es lo mismo: Lady Madonna, Michelle, Girl, A hard day’s night, Penny Lane, Yesterday (quizás la melodía más bella nacida en el siglo XX) o cualquiera de las piezas contenidas en sus discos originales para mayor gloria del grupo y gozo nuestro.
Decía mi maestro Masats refiriéndose a la obra de cierto cineasta cuyo nombre no viene al caso: 'No hay que plantearse si es buena o es mala su película. La pregunta es si es o no es cine. Retomando la música, ante estas versiones que se suman a las que existen, uno piensa que lo que fue sigue siendo y seguirá así en la próxima tanda humana porque ya se encargan de ello los artistas que tienden puentes con su labor para transmitir la belleza, para que lo que nació para durar, permanezca. La verdad tiene de misterio que todo lo que se fragua con ella queda, pasa al futuro. En cambio, lo que no es más que engaño del momento dura lo que la chispa en el pedernal, lo que estira la subvención que se le arrimó a cualquier seudogenio, por cierto, subvención es igual a dinero común.
Cuando los grandes trazaron las líneas de sus obras lo hicieron con una escasez de medios asombrosa. The Beatles grabaron sus primeras canciones usando un magnetofón de una sola banda (puede verse el aparato en las salas de Abby Road). Sobre un billar solía escribir Mozart en el pentagrama. No digamos Cervantes en la celda. La grandeza destinada a ser futuro no se solía tallar a golpe de fondo perdido. Hoy, al revés, primero se obtiene el favor económico y luego se piensa a ver qué sale. No es de extrañar que ciertas cosas duren como eso que dicen que dura lo que dura dura.

© Manuel Garrido Palacios