M. A. Vázquez Medel: Francisco Ayala

Francisco Ayala:
El sentido y los sentidos
Manuel Ángel Vázquez Medel
Ed. Alfar. Sevilla 

En su día se presentó en el FNAC hispalense el libro editado por Alfar “Francisco Ayala. El sentido y los sentidos”, de Manuel Ángel Vázquez Medel, Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Sevilla, libro que hace entrar al lector en los fascinantes entresijos creativos del granadino universal. Dice Medel que el amor por la obra de Ayala le viene desde mucho antes de conocerlo en persona en 1992, cuando él tiene 32 años y Ayala 86. Aunque para esas fechas ya había seguido sus pasosrra, es entonces cuando se talla un perfil más ajustado del maestro, que le permite moverse por el ámbito ayaliano cuyos ángulos convergen en el punto mágico de su mirada enciclopédica: Andalucía, Argentina, lo vivido y lo fingido, las vanguardias, una cosmovisión expresada en el ensayo, la narración, la comunicación social: “la educación ha de ser la principal vía del ser humano”, o el cine, fenómeno que “ha podido introducir su novedad bajo formas nada violentas ni agresivas, aunque tan flamantes como él mismo”.
Según Medel, en Ayala no hay solución de continuidad entre cada dimensión de su quehacer creativo, sino que todo se maja en la marmita de la “búsqueda del sentido y conciencia de los múltiples reflejos de la temporalidad [que] profundamente conectados, son el motor de su escritura”. Añade que “Ayala declara de mil modos distintos su rechazo a cualquier forma inútil de conservacionismo o coleccionismo, manifestación de apego a las cosas y al tiempo que se fue. Nada hay de elegiaco en su escritura, sino un deseo de afrontar el futuro sin la pesada impedimenta del ayer”. Dice Ayala: “He sido de aquellos que borran -y bien sé que en mi propio daño- los contomos de su figura social, quizá para sentirme en perpetua disponibilidad de espíritu frente al futuro, para evitar en lo posible la fatal fosilización del ser. Algo hay en mí que se resiste a cualquier propósito de detener y capturar el momento huidizo, una especie de repugnancia hacia el intento, por lo demás tan vano, de coagular el curso del tiempo, solidificándolo”.
Medel encontró en su camino una de las voces geniales sueltas por el universo, hecho que no quedó en estricto magisterio, sino que evolucionó hacia la amistad: sentimiento que él plasma en su obra, no sólo para ahondar en el estudio del maestro en cercanía, sino para compartir tanta riqueza de rasgos humanos y literarios de quien es eje del cuadro que describe.
Su libro viene a decirnos que la estela ayaliana sigue viva –hoy más que nunca- en su poderosa influencia, consciente de que si toda fecha es efímera, también cualquier día puede ser un esperanzador “aún”, como dijo Machado en Juan de Mairena: “Hoy es siempre todavía”.

© Manuel Garrido Palacios

Cecilia Quílez

La hija del capitán Nemo
Cecilia Quílez
Calambur Poesía

…un examen apasionado y elegante sobre el amor y la memoria. La poeta lleva de la mano al lector a través de espacios diversos de pérdida y fuego en los que explora la manera en que la experiencia, el erotismo y la intuición ayudan a respirar en un mundo hostil. Con un lenguaje simbólico y enérgico, en un tono que reivindica la propia jerarquía de mujer, son poemas que surgen desde la historia personal para cubrirnos física y espiritualmente. 

Vísteme de largo
Cecilia Quílez
Ed. Calambur 

Si alguien resucita a mitad de camino necesita el cuarto día para comenzar de nuevo a vivir. Y empieza de nuevo el cuento: recorre los pasillos de la infancia para alcanzar la gracia de poder vestirse de largo, convertirse en la que una sueña de sí misma; recorre los pasillos del amor y del deseo por desordenar la pasión que una espera para sí. Pero... ay... el dolor, el absurdo inevitable, las perdices rotas o el colorín colorado en la sangre de la herida. La poesía como razón de madrugada.
Vísteme de largo es la apuesta por romper los tópicos, morder el hueso, hilvanar las lágrimas, seducir y crecer, amar y crecer, fracasar y crecer... la vida que transcurre. Si miras a través de las páginas, encontrarás un paisaje en femenino, una visión en la que reconocerte para asumir el propio paso, el torpe tropiezo, la ambición por beberse el ahora y apurar las ganas. Poesía al límite de un latido, justo antes de quedarse sin aliento.
Cecilia Quílez (Algeciras, Cádiz) es una poeta a la que avalan los sueños, mil noches de insomnio y un gesto de rabia. Su universo poético crece como las ondas que provoca en el agua el choque de una piedra, como un marco barroco decorado con ángeles y visceras en cuyo centro está el espejo que refleja el tránsito de una mueca.

© Ana Martín Puigpelat

Otros libros de la autora: La posada del dragón (2002) Un mal ácido (2006) Mención especial del premio «Francisco de Quevedo» El cuarto día (2008)