Freundlich

Freundlich
Composición. 1930
Museo de Saint-Etienne
Francia

Nicolás de Staël

Nicolás de Staël (1914-1955)
Los futbolistas (1952)
Colección Estorick. Londres

Revista de Folklore nº 401

Revista de Folklore nº 401

Sumario:

Editorial
DIAZ GONZALEZ, Joaquín (Director)

La toponimia de Guadalajara: estado de la cuestión.
RANZ YUBERO, José Antonio y LOPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón

Palabras dichosas. Quince canciones de juegos de manos.
DE SANTOS, Claudia y SANZ, Ignacio

El abrigo de las pastoras en la Tierra de Buitrago (Madrid).
LEON FERNANDEZ, Marcos

La música como instrumento de interculturalidad. Una propuesta didáctica a través del folklore.
BOTELLA NICOLAS, Ana María - FERNANDEZ MAXIMIANO, Rafael - MINGUEZ LOPEZ, Xavier - MARTINEZ GALLEGO, Silvia

NERI DI BICCI

NERI DI BICCI 
(Florencia, 1419-1492)
Anunciación

La tabla proviene de la Cofradía de la Anunciación de la iglesia de S. Andrea a Mosciano, cerca de Florencia. Según Recordanzas del autor, fue encargada en 1458. Se data un año después.
(Galería de la Academia. Florencia)

ODÓN BETANZOS

ODÓN BETANZOS
Recuerdo y presencio en Mazagón

En septiembre se cumplirá el octavo aniversario de la muerte de Odón  Betanzos Palacios, el ilustre rocianero-neoyorkino que cada año recalaba en Mazagón. Desde la alta atalaya de su casa, con el reluciente océano en el horizonte, regalaba cada tarde, a quien tuviera la suerte de estar en su compaña, el tesoro de su palabra, la finura de su análisis, la paciencia de su atención, la chispa y el ingenio de su agudo sentido del humor. En efecto, el que por tantos años y hasta su muerte fuese Director de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, y antes estudiante pobre en la España de la dura posguerra, marino de todos los mares, y, ya en Nueva York, periodista, poeta, editor, nuevamente estudiante y luego licenciado, doctor y profesor universitario, se sentaba en la terraza de aquella casa mazagonera, de tan hermoso panorama como discreta arquitectura, para conversar de lo divino y de lo humano. Era admirable la habilidad de Odón para ponerse siempre al nivel de sus contertulios. Si había un hombre sin presunción alguna, era él. La modestia natural y el quitarle importancia a lo que había hecho y conseguido eran parte fundamental de su personalidad. Había sido marcado por la desgracia y el dolor con dureza: el fusilamiento de su padre en la dura represión franquista de 1936, en Rociana, cuando Odón era un niño de 10 años, y, muy posteriormente, la temprana e inesperada muerte de su único hijo Manuel en Nueva York, en 1993, a los 39 años. Pero superó la adversidad, consiguió alejar de sí todo resentimiento y dotó a su vida de una férrea disciplina y un afán de trabajo que le llevó a coronar con éxito difíciles retos en la lejana Norteamérica; y terminó por construir una obra tan importante como sólida y duradera. Una obra de creación literaria, de hondo lirismo transido con frecuencia de una filosófica desolación; y sobre todo una importantísima obra de consolidación de la lengua española en USA, el poderoso país de lengua y cultura mayoritariamente inglesa. Aquí hay que referirse a la creación de la editorial Mensaje que fundara y sacara adelante con el que fuera ministro de la República Española, Eloy Vaquero; y como su gran obra, la creación y puesta en funcionamiento de la Academia Norteamericana de la Lengua Española junto al prestigioso lingüista y filólogo Navarro Tomás, profesor en la universidad de Columbia y otro ilustre exiliado español. Y cada año, siempre en verano, y, al final de su vida, incluso en invierno, Odón volvía a su casa de Mazagón. Siempre mostró predilección por aquel paisaje de pinos, arena y mar. El amanecer era quizá su momento predilecto del día; desde su espléndido mirador veía iluminarse el mar mientras escuchaba los rumores y sonidos de los pájaros en el silencioso ambiente. Es posible que a esa temprana hora Odón llevara tiempo trabajando en sus escritos, o en su variada y amplísima correspondencia que con tanta dedicación atendía. Pero en Mazagón, junto a su esposa norteamericana Amalia, siempre tenía Odón además un amplio espacio para la conversación y los amigos. En su casa o en la de otros; y con frecuencia en alguna de las concurridas terrazas veraniegas de la población. El paso de los años acrecienta y agiganta el recuerdo del gran hombre que fue Odón Betanzos, de su extensa y varia cultura, de su espléndida producción literaria, de su fundamental y decisiva aportación a la lengua española en los Estados Unidos de América; y para los que tuvimos la dicha de conocerlo y tratarlo nos queda de regalo la memoria de su aguda y amena charla, que con tanta generosidad prodigaba en sus felices estancias en Mazagón.

© Domingo Prieto García

© Manuel Garrido Palacios
Revista Marzagón 2015


FRACTALES · Héctor Garrido

FRACTALES
Anatomía íntima de la marisma
HÉCTOR GARRIDO
Editorial Rueda
Madrid 

Por primera vez se recogen en un sólo libro las más espectaculares fotografías aéreas de Hector Garrido (180 en 360 páginas) sobre las marismas del sur de la Península Ibérica y Doñana. Una incursión indispensable por la geometría oculta de la naturaleza. El universo de los fractales. de la mano del fotógrafo que aportó los inolvidables paisajes a la película "La Isla Mínima". Presentación: Alberto Rodríguez (Director del film) Prólogo: Juan Manuel García Ruiz (CSIC) Introducción: Jordi Bascompte. Distribución: comercial@editorialrueda.es

Luis Antonio de Villena

Luis Antonio de Villena
Sublime Solarium
Intr. de Martín Rodríguez-Gaona
LIBROS DEL AIRE

Luis Antonio de Villena (Madrid-1951) licenciado en Filología Románica, autor de una extensa obra poética… Huir del invierno, 1981 (Premio de la Crítica), Celebración del libertino, 1998 (Premio Ciudad de Melilla, o Los gatos príncipes, 2005 (Premio Generación del 27) ha recibido también el Premio Azorín de novela (1995) y el Premio Sonrisa Vertical de narrativa erótica (1999). En octubre de 2007 recibió el II Premio Internacional de Poesía Viaje del Parnaso. Desde noviembre de 2004 es Doctor Honoris Causa por la Universidad de Lille (Francia) En 1999, Javier Marias, actual monarca del Reino de Redonda, le otorgó el título de Duke of Malmundo. Sublime Solarium admite un doble significado. Aceptando su lectura castellana, querría decir misterio deslumbrante, todo aquello que nos tienta con su oculta voz, que nos atrae y que es al mismo tiempo hogar de nuestro refugio y de nuestra duda. La segunda lectura es latina, y proviene del Memoriale sanctorum de Eulogio de Córdoba, escrito hacia el 850 de nuestra era, concretamente del pasaje donde se narra la muerte del emir Abd Al-Rahman II: presa de la enfermedad, el emir sube a la terraza más alta de su alcázar (sublime solarium) y muere rodeado del esplendor de su corte. La lectura latina querría significar el símbolo de la muerte aceptada, del más bello puñal para morir de los senadores romanos, de Petronio con las venas abiertas en el banquete, más ecuánime y sereno, junto al vaho del deseo y de la música. Finalmente, todo aquello que, ignorado del autor, representa para el lector un camino, una difícil señal, o la débil rama que basta para mantener su interés por la vida.

www.librosdelaire.com
editorial@librosdelaire.com

Cancionero segoviano

Cancionero segoviano de música popular
Mariano y Félix Contreras


Cuando un día salí a estudiar etnografía me vi testigo de esas “últimas veces” de un legado de siglos. Para el saber de los pueblos había empezado la cuenta atrás. Escribí en el cuaderno de campo que el Folklore agonizaba, entendiéndolo como “lucha” por no morir en un combate desigual. Había sitios en los que para recoger una danza era necesario pedir de favor a los emigrantes que volvieran a casa el domingo. Entre los artesanos encontraba gente mayor a pie de banco sin nadie al lado para tomar el relevo. El Folklore pasaba de ser una expresión genuina del pueblo a un adorno para recibir a notables, de un solemne rito a una estética vacía, de una seña de identidad a una monería para turistas; se sacaba el alma para mostrarla en un escaparate. Los pulmones de un dulzainero se quedaban cortos frente a la amenazadora bulla de vatios. Las costumbres aparecían confusas, aunque el núcleo permaneciera intacto por si alguien reparaba en ellas como viejos rituales de nacimiento, vida y muerte… noviazgo, boda, tornaboda… Me di prisa en rodar muchas películas, en hacer radio y en sacar media docena de discos para retener el pulso que se iba. De entonces acá abundan las ausencias, por lo que aquel trabajo ha pasado a engrosar lo que Don Julio llamaba Ciencia de la Tradición, o sea, documentos de un modo de vivir, ser y estar.
La agonía no desembocó en la desaparición inmediata del Folklore. Lo digo en favor de los que conservaron este patrimonio popular colectivo. Una de las partes del país más castigada fue, sin duda, Castilla, donde el afán por retener lo que había fue mayor que en otras partes. Da fe de ello un Joaquín Díaz al frente de tanta batalla contra el olvido: que es la peor muerte. Joaquín y otros, que aportaron lo que pudieron. Ya es bastante esfuerzo mover la sonaja aunque los que escuchen no participen del sentido que tenían en su origen las piedrecitas que lleva dentro.
Años después de iniciar aquel trabajo no dejo de recibir datos, libros, revistas y discos, lo que me hace pensar que en el pozo sin fondo de la cultura popular aún sigue brillando el agua y que es posible beberla. Los que se fueron la dejaron limpia para que los que vinieran la encontraran apetecible. De este contexto destaco un disco que contiene la “Misa Antigua Segoviana para dulzaina y tamboril”, con Mariano Contreras como intérprete.
Su hijo Félix, artífice de la puesta a punto de esta joya (Tecnosaga) advierte que la dulzaina no ha sido instrumento de la música religiosa, tarea más propia del órgano o del armonio, pero que, en ciertos pueblos, a falta de teclas y fuelles, era un regalo la música de dulzaina, aunque en la calle se usara en otro tipo de actos.
Esta Misa Antigua la recuperó Mariano, dulzainero (Santiuste de Pedraza, 1903-94) y la difundió por la franja serrana lindera entre Segovia y Madrid, con lo que, a la vez que daba música a las misas, fijaba melodías en las memorias de Gallegos, Arcones, Arconcillos, Matabuena, Collado, San Mamés, Navarredonda, Pinilla, Villavieja...
Mariano aprendió esta misa a los 16 años de tío Pito y del sacristán. tío Pantalón, cosa que hizo con facilidad, tanto en la música como en el latín de la letra, por haber sido monaguillo y escucharla a su padre, Gregorio, tamborilero, que la conocía de antiguo. Otros maestros fueron tío Luis o tío Peseto, al que le compró una dulzaina por 14 duros, hoy en las vitrinas del Centro Etnográfico de Urueña, a la que acompañaba el tambor de Facundo. Los vecinos del barrio de San Lorenzo, en memoria de su dulzainero, celebran cada año Encuentros Folklóricos que llevan el nombre de Mariano Contreras.
Esta misa empezó a decaer por los años 1930; se componía de Kyries, Gloria, Credo, Sanctus y Agnus Dei. Los Kyries se anunciaban con la dulzaina; para el Gloria y el Credo daba el cura el pie del verso, y con voz y dulzaina se cubría el oficio religioso.
En un capítulo de una serie incluí el testimonio de Mariano Contreras, éste que su hijo ha recuperado felizmente. Quizá, sin saberlo, para él lo hice, para animarlo a fijar para todos la sabiduría paterna.
Ante hechos así habría que decir que del Folklore ha muerto parte del cuerpo; el alma está siempre esperando, como el arpa de Bécquer, “la mano de nieve” que sepa arrancarle los latidos, como ha hecho Félix.

© Manuel Garrido Palacios

José Bergamín


José Bergamín
Esperando la mano de nieve
Biblioteca de la Huebra
Fuenteheridos 

La Biblioteca de la Huebra editó en su día este poemario de José Bergamín, con estudio-prólogo sobre la persona y su obra a cargo de Manuel Moya, obra que, en buena parte fraguó en la serranía de Huelva, “en una coqueta casita de campo situada entonces al pie de la carretera Sevilla-Lisboa, justo en la intersección de ésta con la enigmática cuesta de Maiguerra, a poco más de un kilómetro de Fuenteheridos, en un paraje conocido como La Venta. 

Aquí estoy en este ahora
que es como un ahora eterno:
un ahora en que soy niño
y soy joven y soy viejo.
Estoy aquí desde hace
ochenta años lo menos,
pisando esta misma tierra
mirando este mismo cielo.
Siento que cierra mis párpados
la pesadumbre de un sueño
del que no despertaré,
ya, más que fuera del tiempo.

Desde este hermoso retiro, -comenta Moya- entre huertos y emparrados, con frescas albercas y un continuo trajín de avispas y rumor de lievas, escucha José Bergamín el atenuado son de las campanas; aquí lo desvela el rumor del agua huidera”. Dice el poeta: 

Los árboles son tan altos
y tan largos los caminos
que el paisaje se convierte
en fantasma de sí mismo.
Y no se sabe, al mirarlo
de sí mismo desvivido
si es desensueño del alma
o ilusión de los sentidos.

Nacido en Madrid el penúltimo día de 1895 y “refugiado temporalmente” en Fuenteheridos en 1980, donde concibe este libro: “uno de los textos más conmovedores de la lírica castellana, acaso su poemario más deslumbrante y que viene a escenificar su despedida del mundo”, inexorable adiós que ocurre en Donostia cuatro años más tarde.

Me han enterrado en mi tierra,
en esta tierra de España,
bajo cielos enemigos
tierra maldita y extraña.
De tanto peregrinar
sus peregrinas andanzas,
soy peregrino en mi tierra
y en ella pierdo mi alma.

Sus versos –no un poema aislado, sino todos sus versos- saben a ocaso, a lubricán, a caminar entre dos luces con pasos que intuyen las sombras absolutas en la linde justa entre la vida y la muerte: 

El paisaje es fantasmal
a mis ojos de fantasma.
El sol de otoño platea
el oro que arde en sus brasas.
Se va volviendo ceniza
la tarde, que el sol apaga
al mismo tiempo que va
apagándose mi alma.
Esta sosegada paz,
esta silenciosa calma,
es la muerte la que viene
generosamente a dármela,

Anota Moya que “desde muy joven comienza Bergamín a destacar entre la bohemia madrileña. Su primer libro de aforismos, El cohete y la estrella, editado por Juan Ramón Jiménez, le abre una carrera copiosa y admirable. Contemporáneo de Lorea, Alberti, Cernuda o Larrea, Bergamín es el más vehemente critico de su generación y su más importante editor, así como una de las voces más personales e influyentes en las señas de identidad del 27. Editor de Cruz y raya, revista que combina el marxismo con el catolicismo, conferenciante y polemista de prestigio, su relevante papel intelectual durante la república española es incuestionable. Tras su viaje de bodas a Rusia, radicaliza sus posturas políticas y al estallar la guerra civil se convierte en un activista cultural contra el fascismo, extremo que lo acompañará a lo largo de su vida. El exilio lo lleva a México, donde funda la editorial Séneca, la misma que publica por vez primera obras como Poeta en Nueva York o Residencia en la tierra. Desde México pasa a Uruguay y de allí regresa a España, donde un altercado con el régimen franquista lo devuelve al exilio hasta 1974”: Sigue el poeta: 

Todas las mañanas
cuando me despierto
levanto el cadáver
que yace en mi lecho.
Saco del vacío
sepulcro del sueño
a un Lázaro vivo
de un Lázaro muerto.
Y con qué cansado,
inútil esfuerzo,
pongo en pie al fantasma
que huye en mí del tiempo.

Tenemos en Bécquer la imagen del arpa en el “ángulo oscuro / de su dueño tal vez olvidada / esperando la mano de nieve”, que sepa arrancar las notas de sus cuerdas. Creo que cada libro, y aún más preciso: cada libro de poesía, es, en cierto modo, esa “mano de nieve” que nos roza en lo más hondo de nuestros dentros para que vuelva a sonar el alma en este mundo “estrepitoso y palabrero”, según Bergamín, y para que cada cual se escuche en silencio, que no está de más saber sentirse parte, aunque sea mínima, de ese algo entre dos nadas que es la vida.

© Manuel Garrido Palacios

Rafael Botí

Rafael Botí
(1900-1995)
El arriate de las petunias (1978)
65 x 54 cms.
Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes
Córdoba 

JOAQUÍN SEGURA

 
D. JOAQUÍN SEGURA
MIEMBRO HONORARIO de la ANLE. Nueva York

Tengo el penoso deber de comunicar el reciente fallecimiento de D. Joaquín Segura, Miembro Honorario de nuestra Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE). D. Joaquín Segura –“Jack” para los amigos— nacido en Nueva York, ciudad en la que vivió la mayor parte de su vida, pero nunca perdió sus raíces aragonesas. Su mocedad transcurrió en Valderrobles (Teruel), pueblo del que su padre –fusilado por las derechas durante la Guerra Civil– era alcalde. En plena Guerra Civil, con 14 años, empezó a traducir del inglés (que su padre le enseñaba) al español. Había cursado estudios de primaria y secundaria, que después, de vuelta en EE.UU., validaría y ampliaría con cuatro años de ingeniería eléctrica y dos de radio, televisión y comunicaciones. Nunca ejerció estas carreras, pero le fueron de utilidad para sus traducciones técnicas. Incluso dictó un curso de traducción en la Universidad de Nueva York, durante cinco años. Tras varios empleos de traductor, fue contratado por la empresa TIME & LIFE para su nueva revista LIFE en Español, donde fue primero redactor especializado en temas científicos y después redactor jefe. En LIFE en Español trabajó 18 años. Al desaparecer ésta, pasó a formar parte del equipo de redacción de Science & Medicine Publishing Company, donde fue redactor de dos publicaciones médicas en inglés (una sobre Anestesia y otra sobre Cardiología), así como codirector de operaciones editoriales. Posteriormente, se dedicó a la traducción científica y médica por su cuenta. En esa época fue nombrado miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y un año después, numerario de ésta y correspondiente de la Real Academia Española (RAE). Fue censor de la ANLE, director de su Comisión de Traducciones y fundador y redactor de Glosas, además de colaborar con la RAE en varias comisiones (Vocabulario Técnico, Diccionario Panhispánico de Dudas y Nueva Gramática). Al jubilarse, la ANLE lo nombró Miembro Honorario.
Conocí a Joaquín a través de Odón Betanzos Palacios, a la sazón director de la ANLE. Joaquín y Odón eran íntimos amigos. “Amigos de sangre”, solían decir. Joaquín y yo congeniamos desde un primer momento. Nunca olvidaré su mirada intensa, vitalísima, que denotaba un carácter enérgico y a la vez una gran bondad. Lo admiraba, lo respetaba y quería muchísimo. Para mi suerte, éramos casi vecinos. Y da la casualidad (si es que existen las casualidades) que dentro de unos días mi familia y yo nos mudaremos a una casa sita en la misma calle donde Joaquín, María y sus hijos vivieron largos años, en Valley Cottage, en el Condado de Rockland (NY).
Todos los jueves, lloviera o nevara, Joaquín yo almorzábamos en un restaurante a medio camino entre su casa y la mía. Yo lo animaba a que escribiera sus memorias, y empezó a redactarlas, mandándome, esporádicamente, en largos correos electrónicos, fragmentos. Parecían páginas sacadas de una novela de aventuras –sus recuerdos de la Guerra Civil española, su participación en la Guerra de Corea, en la II Guerra Mundial, sus relaciones con los exiliados españoles en Nueva York, etc.–, escritas en una prosa enjundiosa, ágil y precisa. El peso de los años y los muchos alifafes le impidieron terminarlas.

Gerardo Piña-Rosales
Director de la Academia Norteamericana de la Lengua Española de Nueva York.



Frédéric Chopin



Valldemossa


La celda número 4 en la Cartuja de Valldemossa es la que ocupó Federico Chopin. El edificio conserva en una sala el piano que tocó durante su estancia allí. El 21 de noviembre de 1838 dice a Pleyel en una carta: ‘Mi piano no ha llegado todavía […] sueño música, pero no la hago, porque aquí no hay pianos’. Y en carta posterior: ‘Querido amigo, le envío por fin mis preludios que he terminado con su piano, que ha llegado en las mejores condiciones...’. Se refiere a Preludios op. 28. Otras obras que salieron del mismo teclado parecen ser Balada op. 38, Polonesas op. 40 y Scherzo op. 39.


Paris


En la casa parisina de George Sand hay un cuadro de Gustavo Doré en el que aparecen unos pinos dorados por el atardecer. A primera vista podrían ser los talados del Conquero de Huelva, pero no lo son. Un cartel reza: «Paisage avec un cavaliere» La obra se integra en la exposición abierta con motivo del bicentenario del nacimiento de Sand y su lugar en la sala está junto a la vitrina que guarda en yeso la mano izquierda de Federico y la derecha de George, obras ambas de Augusto Cléringer. No se tocan. Se atraen como imanes sentimentales que avanzan a razón de una micra por lustro. Alrededor se cuelgan obras de Huet, Camille Corot, Fromentin y platos decorativos del taller de Giorgo Andreoli, además de óleos sobre tablas del mentado Doré, Midy o Delacroix. Pero no es esto lo que busco en el amplio estudio de las largas veladas, sino el espíritu de Chopin, ese que desataba su potencia creadora y cruzaba el muro de la chimenea en vuelo universalizador. El vigilante oriental apoyado en el quicio compone otro cuadro más de la estancia. La luz lateral hace que su rostro adquiera todos los matices de la mañana al moverse para ver pasar a los curiosos invasores del bello espacio. No habla. Sólo mira y así talla el hombre su impresión de cada uno. Alguien le pregunta pero tampoco consigue que pronuncie una palabra; sólo que saque un mapa de un cajón, calce sus gafas de cerca y le señale a dedo tieso el punto al que ha de ir. Suena insistentemente un piano. No sé dónde se ubica la fuente sonora, ni se ven altavoces, ni el volumen de la audición es tan alto como para entrecortar conversaciones, pero se reconoce en sus notas esa joya que es el Concierto nº 1 en mi menor de Chopin, uno de cuyos máximos intérpretes fue siempre Arturo Rubinstein y hoy puede serlo María João Pires. Ante un momento tan propicio para percibir sensaciones parece lo suyo dejar que los objetos revivan su historia bajo el discreto fondo de la grandeza de la obra.

Hecho al sabor del aire que se respira en la casa, lo propio es estar atento a todo sin pararse, ir y venir con la lluvia de la música al encuentro del espíritu del genio, ese algo que fue impregnando cada una de las intensas sesiones disfrutadas.
Una dama intenta fotografiar un objeto, impulso que el vigilante oriental corta con un gesto, mientras el piano sigue derramando su magia sobre los muros, el suelo, los muebles. Le pregunto al guardián por qué no le permite la foto si ningún cartel lo prohíbe. Le cuento que en Benarés, a orillas del Ganges, vi la incineración de un cadáver y la familia no quiso que se hicieran fotos porque el espíritu quedaría preso en la cámara sin subir al ámbito de las creencias. Entonces el vigilante me mira sorprendido, aclara que es hindú y que si impide las fotos es por la misma causa, para evitar que con una imagen robada salga de la mansión el espíritu de Chopin, cuya música percibimos. A partir de ahí, poco más cabe hacer sino regresar al silencio. 

© Manuel Garrido Palacios

Frédéric Chopin (1838)
Louvre. Paris
Eugène Delacroix
(1798-1863)

Ce tableau, un fragment de la toile George Sand et Chopin, fut sans doute peint en 1838, annee qui consacra la liaison de l’écrivain et du musician, ami de l’artiste. Le portrait de George Sand est conservé a Conpenhague.

Jan Lievens






Jan Lievens
A Child Prodigy’s Career
Museum Rembrandthuis
Amsterdam

CANCIONERO DEL RIO TINTO

Cancionero del Rio Tinto
Juan Delgado

Este libro pedía ser escrito desde siempre y Juan Delgado fue el poeta señalado por el paisaje para hacerlo. Río Tinto debe su nombre –según Plinio– a que “desde su fuente nace el agua amarilla, o de color de un Topazio, y por donde quiera que camina cuaja las arenas y las vuelve en piedra, abrasa la hierba de las orillas y las raíces de los árboles, y las tiñe de su color; no se cría en él ningún pez, ni sustenta cosa viva”. Y Juan Delgado añade al cuadro:

Nunca se bañó en tus aguas
una hermosa adolescente,
no te bebieron los pájaros
ni te animaron los peces,
jamás quitaste la sed
ni a mendigos ni a claveles,
tampoco quiere la luna
en tu espejo ensombrecerse.
Pero tú tienes vida, pulso, amor
de astrales misteriosas lumineces.

El poeta ha recorrido entero el río a lomos de su corazón y en cada tramo se ha dejado salpicar para convertir las gotas tintas en latidos, los latidos en palabras, las palabras en versos. Y el feliz fruto nos lo da ahora en este Cancionero como el que no da nada dándolo todo. Lo acompaña el fotógrafo Manuel Aragón, pulso sensible que va poniendo acento con sus imágenes en cada página de este esencial poemario.
Nace el Tinto para el poeta “en un parto de cósmico silencio” y tras cantarlo en su historia como el lugar donde "demonios sin luz / huyen persiguiendo soles", inicia el camino de este "río de soledumbre / hijo del sol en ascuas", con una oración que parece “pregonar la muerte siendo vida”. No hay página que no te conmueva:

Desde el Salomón venía
cargado de Historia, y todo
era sangre de una herida.

O esa otra donde describe que

…un cadáver lleva el agua
espuma del mineral;
nadie va a su entierro, nadie
llora su muerte. Quizás
las cenizas de los sueños
bajan de la mina. Van
en un ataúd de agua
buscando su libertad.
Sola, de cobre, la luna
lo ve pasar.

Exquisito el ritmo, exactas las palabras, justos los versos de Juan Delgado en este Cancionero en el que con su voz tallada de poeta canta al tren minero, a la Tierra llana, a la Cruz de Mayo, a la miel de brezo, a los cuervos, a Niebla, cuyos muros roza el río a su paso, a la soledad sonora, a los tristes molinos, a la pata del caballo. Al sol agrio que ilumina los ríos interiores:

Si me pierdo,
que me busquen
por la pasión roja de tu fuego,
por la antigua calentura de tu sangre,
por el dolor ardiente de tu cobre,
por el nudo en la voz de tu garganta,
por las sábanas negras de tu noche,
por la espina clavada de tu sed,
por la canción en luces de tu sombra,
por tu sola y gritada soledad,
por el llanto sublime de tu historia,
por la nana tiernísima de tu calor materno,
por el amor eterno y caudaloso de tus lloradas penas minerales.
Si me pierdo
buscadme en el sol torturado del Río Tinto.

© MGP.

James Joyce

James Joyce
Esteban, el héroe
Ed. SUR, Buenos Aires 1960
Trad. Roberto Bixto 

Traducción del texto editado por Theodore Spencer, según el manuscrito de la Biblioteca del Harvard College, al que se suman páginas adicionales de la Biblioteca de la Universidad de Yale, editadas por John Slocum y Herbert Cahoon. Obra hasta aquí desconocida en castellano del autor que marcó el rumbo de la vanguardia literaria de nuestra época. Esteban, el héroe es, en cierto modo una primera versión de El Retrato del Artista Adolescente, aunque difiere en contenido y en el estilo. Esteban... es más autobiográfica, y aparece como un documento para esclarecer el desarrollo del genio de su autor. La historia que en estas páginas se narra -la batalla de un joven irlandés contra las convenciones sociales y religiosas del Dublin de sus días- es conmovedora. Esta edición trae el texto completo, con el añadido de las páginas descubierta hace unos años. 

Ed.

Marie-Claire Durand Guiziou

Max Jacob et la nomination
Jouissance créatrice autour du signe onomastique dans Le Terrain Bouchaballe
Marie-Claire Durand Guiziou
Avec la collaboration d’Hélène Henry
Ed. L'Harmattan. Paris 

Un nouveau regard sur Le Terrain Bouchaballe, l’œuvre romanesque qui a occupé Max Jacob pendant plus de vingt ans, apporte un éclairage original dans la double approche de la genèse et de l’onomastique littéraire. Le lecteur-narrataire, invité à pénétrer gaillardement dans le microcosme polyphonique de Guichen, alias Quimper, va s’imprégner des commérages et embrouillaminis de la ville fictive. À l’ami Picasso, Jacob avait écrit le 14 septembre 1918 : « […] mais la géographie, science de la fantaisie unie à la rectitude a le droit à des renversements drôlatiques. » Sujet à des volte-face cocasses, l’affaire du « terrain » à Guichen va se lire à travers le prisme d’une nomination ironique où toponymes et anthroponymes fictionnels opèrent comme autant de signes porteurs de sens et susceptibles d’enfreindre la linéarité du texte. Cette nomination n’en laisse pas moins sourdre toute sa musique textuelle et imprime son tempo à la société « bouchaballesque » construite à l’aune d’un travestissement affectif, celui d’un Max Jacob onomaturge.

© Ed.

Gansa Ndombasi

LES ENFANTS DU PORT MALEBO
Halte au trafic d'enfants
Gansa Ndombasi
Ed. L'Harmattan
Paris 

Makesa, un jeune garçon, découvre en se promenant dans le vieux port Malebo, abandonné, un étrange navire. Il entend des plaintes venant d'un hangar, il s'approche... Que découvrira-t-il ? Dans une ville africaine imaginaire, l'auteur dépeint une dure réalité à laquelle les enfants et les plus démunis sont confrontés. Mais heureusement l'amitié, et la solidarité existent aussi.

Ángel Carril · Homenaje

SALAMANCA
Revista de Estudios nº 51 . Monográfico
LA CULTURA DE TRADICIÓN ORAL
(Homenaje a Ángel Carril)
Coord. Manuel Santonja y Juan F. Blanco
Sumario:

SUSANA WEICH-SHAHAK: Foco temático y paralelismo en el romancero sefardí   
ÁNGEL IGLESIAS OVEJERO: Literatura y tradición oral: supervivencias en el cancionero infantil de El Rebollar
JOSÉ L. PUERTO: El teatro popular en la provincia de Salamanca
JOSÉ L. GÁRFER Y CONCHA FERNÁNDEZ: El mundo animal salmantino en el adivinancero popular español
JULIA SEVILLA MUÑOZ: Los refranes de Castilla y León
MANUEL GARRIDO PALACIOS: Apuntes castellanos
ANTONIO CEA GUTIÉRREZ: Lo que vestía Manuel Sánchez, el Mozo de Monleón, la tarde funesta en que un toro le dio muerte
JOSÉ MANUEL FRAILE GIL: El pandero cuadrado en El Rebollar salmantino
Mª ASUNCIÓN LIZARAZU DE MESA: Reencuentro con el arte de los pastores
HONORIO M. VELASCO: El mercado como sociedad. Roles y grupos en mercados y ferias de ganado en Castilla y León
CONCHA CASADO LOBATO: Costumbres y tradiciones navideñas de las tierras leonesas
JOSÉ L. ALONSO PONGA: Las fiestas del Corpus en Castilla y León: cambio y evolución cultural en las sociedades rurales y urbanas
ROSA MARÍA LORENZO LÓPEZ: Las cofradías salmantinas. Espacios de sociabilidad 
JOSÉ MARÍA DOMÍNGUEZ MORENO: Creencias y costumbres acerca de la fertilidad en la comarca de la Tierra de Alba
EMILIO BLANCO CASTRO: Pinceladas de Etnobotánica salmantina
Luis MIGUEL MATA PÉREZ: Consideraciones sobre las construcciones auxiliares en la arquitectura popular salmantina
PEDRO TOMÉ MARTÍN: "De siempre ha sío aquí". Sobre los nuevos usos de la tradición
BENITO ARNÁIZ ALONSO: El patrimonio etnológico y su exposición museológica 
MERCEDES CANO HERRERA: Folklore y patrimonio
JUAN FRANCISCO BLANCO: Ángel Carril: opera omnia.

S.

EN LA RAYA DE GALICIA

EN LA RAYA DE GALICIA
texto: Faustino F. Álvarez
imágenes: Manuel Linares
prólogo: Evaristo Arce 
http://www.langreanosenelmundo.org

Héctor Garrido · Fractales

Héctor Garrido
Fractales
Anatomía íntima de la marisma
Fractals
Íntimate anatomy of the marshland
Fraktale
Intime Anatomie der Marschlandschaft

Editorial Rueda · Madrid


Texto leído en la presentación en FNAC de Sevilla 

Cuando presenciamos el nacimiento de una obra de arte que merece la pena, que no es pura rutina, que emociona, que abre puertas a la percepción y que hace pensar, es un momento feliz. Y si la autoría de esa obra es de una persona querida la satisfacción es mayor. La historia de este libro, de estas fotografias, comenzó hace años como todas las cosas consistentes que precisan de un largo proceso de madurez. Es una historia de amor, de amor a la naturaleza y al arte plástico iniciada desde la adolescencia por Héctor Garrido Guil, Chiqui para los amigos. Lo recuerdo formando parte de aquel grupo de precoces ecologistas, en el que también militaban mis hijos, y que en una Huelva sobre la que comenzaban a defecar una serie de industrias con escasas restricciones medioambientales, acometieron una serie de arriesgadas acciones que sumadas a otras iniciativas ciudadanas consiguieron oponer algo de cordura a la codicia de un sistema industrial cuyo único objetivo es el beneficio económico. Por aquel entonces, ya Héctor, en sus incursiones solitarias, prismáticos en mano, comenzaba su idilio con los pájaros a los que seguía "por amor a lo que vuela", como diría Antonio Machado de los niños perseguidores de moscas. Las observaciones y el intenso trabajo vocacional lo llevan a convertirse en un experto ornitólogo, y él mismo, en su posterior trabajo en el Coto de Doñana, se convierte a veces en pájaro y vuela entre ellos. Y no se trata de una metáfora, porque aunque realmente vuela con la nada despreciable ayuda de una avioneta, adquiere y desarrolla la mirada del pájaro. Como una cosa lieva a la otra, lo que descubre esa mirada privilegiada, es una forma diferente de ver la realidad, las formas cotidianas y los colores. Creo que es entonces cuando Héctor encuentra el momento exacto para retomar una aplazada vocación de artista plástico que siempre tuvo. Ahora coincide la inspiración con los medios adecuados: Una naturaleza que niega parte de sus encantos a quienes vivimos a ras de tierra y un medio que ya conoce muy bien, que es la fotografia; una fotografia ligada desde su nacimiento al arte plástico y que actualmente está en el cenit de su consideración artística. Lo que nos muestra este libro, que es a su vez una joya editorial, son una serie de otras visiones de lo real, que aunque podrían considerarse obras abstractas, no lo son en absoluto. Nunca he creído en la abstracción referida al arte plástico. Aunque para la Real Academia lo "abstracto" significa alguna cualidad con exclusión del sujeto; el sujeto está siempre presente como forma, aunque no sea asimilable a las formas identificables y como materia, aunque la materia sea solo de micras de grosor como son las tintas que en esta publicación reproducen las fotografias de Hector. Sin embargo, cosas del arte, esta leve materia que determina las formas seleccionadas por el artista son capaces de producir emociones especiales en el espectador. Por la belleza de las mismas, por el misterio, porque a veces estas imágenes se convierten en una especie de test proyectivo que sugieren significados surgidos del subconsciente. El mirar estas fotografias resulta a veces como dar saltos sobre la historia del arte desde sus comienzos. Están los grafismos que evocan la prehistoria, la figuración primitiva con torpes formas animales, el ojo de un cíclope que podía ser de Goya, árboles de algún refinado paisajista, incisiones de Lucio Fontana y texturas de Tapies pasando por las veladuras delicuescentes de Turner. Pero nada es lo que parece y queda uno sumido en una desconcertante inseguridad. ¿Son las cosas como las vemos? ¿Tanto depende nuestro ser del punto de vista? Si continuamos descendiendo por esa sugerida fractalidad hacia lo microscópico ¿podemos llegar a contemplamos como una agrupación de espacios eléctricos réplicas del cosmos? Son cuestiones que puede plantear el arte cuando el arte no es un mero ejercicio de virtuosismo técnico. Ese arte que nos dispara las ideas me recuerda la letra de un fandango de Alosno:
"Pensamiento, ¿aonde me llevas
que yo no te pueo seguir?
No me lleves por caminos
donde yo no sepa ir".

Pero ese mismo arte también nos sugiere ajustar el dial en esa belleza productora de la emoción necesaria para sentimos vivos y que nos hace detener la mirada en obras tan maravillosas como la que hoy celebramos. Gracias, Chiqui, por tu trabajo y por estas emociones.

© Juan M. Seisdedos Romero

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