Ignacio Vázquez Moliní



LA EMBAJADA ROJA EN  LISBOA
Ignacio Vázquez Molini


“En una larga sobremesa en el restaurante del Gremio Literario, el histórico club de Lisboa, un viejo camarero recuerda lo que una vez ie contara un anciano mexicano. Fue en la noche revolucionaria del 25 de Abril de 1974. E! que fuera consejero de la legación mexicana en el Portugal de ios años treinta y cuarenta, rememora el auge del fascismo, e! inicio de la guerra civil española, la muerte del general Sanjurjo, la soledad de! embajador Sánchez Albornoz y las maniobras de Nicolás Franco. Recuerda también su propio papel en la protección de los refugiados republicanos, desde campesinos, obreros y milicianos hasta el poeta Migue! Hernández, llevado a cabo con la ayuda de una red clandestina y de otros diplomáticos como Gabriela Mistral, cónsul de Chile. Las tensiones con el gobierno portugués fueron constantes. En un ambiente de intrigas cosmopolitas, la amenaza de una invasión española, las presiones del Eje para que Portugal entrara en la guerra mundial, además de las de los británicos para que mantuviese su neutralidad, fueron el caldo de cultivo de un extraño grupúsculo, formado por periodistas, policías y artistas, que buscaba refundar la nación en algún lugar de Ultramar”.

 © Edi.

Paco Sevilla

La Velocidad de la belleza
Paco Sevilla
Colección Jardín Cerrado
Editorial Libros del Aire

A EZRA POUND

               Somos todos las hojas de un mismo árbol.
                                                                PAU CASALS

Cuando escribas poemas no hieras a nadie
No mientas
No compares
No trates de impresionar
No te alejes demasiado
Evita corromper (si lo haces te corrompes a ti mismo)
No falsees la realidad y no te equivoques a propósito
(equivocarás a otros, falsearás tu propia verdad)
Desalójate para alojarte en la auténtica vida del verso
No malgastes el tiempo en bobadas si no es con la intención
de aprender más
Observa que cada cuál es cada cuál
No te demores ni te des prisa
Ni delires si no quieres,
(que nadie te empuje a hacer lo que no quieras hacer)
Guarda una parte para ti
Respeta y conoce el origen de tu melodía
Razona y enamórate
Sé justo (y sobre esto, sé prudente)
No se trata de vencer más que de cantar
Lee y medita tus lecturas
Viaja en lo posible
Descúbrete y no te ensombrezcas del todo
Sé libre con la distinción de aguantar cualquier barrote
Trabaja tu música
cuídala como a tu corazón  
© Paco Sevilla

Jaime Siles




CANON
Jaime Siles
Premio Ocnos de Poesía

Reed. presentada por Tomás Albaladejo
Fernando Rodríguez Lafuente y 
Luis Antonio de Villena
en Biblioteca Pública Manuel Alvar

DAIMON ATOPON (pág. 47)

Se te puede buscar bajo un ciprés de espuma,
en los dedos del aire, metálico, del sueño,
en un volcán de pájaros incendiados por la nieve
o en las olas sin voz de los peces de plata.
Te ocultas en los ríos,
en las hojas de piedra,
en las lunas heladas.
Vives tras de las venas,
al borde de los dientes,
invisible en la sangre, desnuda, de la aurora.
Te he visto muchas veces arder en los cristales,
saltar en las pupilas,
consumirte en los ecos del abismo innombrable.
Tu sombra me dio luz,
acarició mi frente,
se hizo cuerpo en mi boca.
Y tu mirada quema, relámpago de hielo,
humo en las cejas,
lava.

© Jaime Sileswww.librosdelaire.com

Eduardo Fraile Valles


ÍCARO & Co.
Eduardo Fraile Valles
Libros del Aire
Intr: José Manuel Suárez

TRANSPORTES POSADAS (págs. 50-51)

También esperábamos con fruición
(como al chocolatero) los camiones de Transportes Posadas:
inconfundibles con su toldo de lona
rotulada con tipografía 'Ponderosa': las letras del Oeste
cinematográfico, para entendernos. Porque cada tanto
uno de aquellos camiones de largo morro nos traía un paquete
de Castrodeza. Y nos arrodillábamos
en la cocina, con mi madre, para abrir
aquellas cestas de mimbre repletas de tesoros.
Solían contener alimentos, sobre todo: huevos de las gallinas,
queso de las ovejas y las vacas del abuelo
Bernardino, longanizas y chorizos curados en el desván,
colgando de las vigas... Pero siempre nos esperaba una sorpresa
entre las capas de paja finísima, como una harina de oro
que protegía eficazmente a los huevos, alineados
en formación militar: una pluma
de gallo, por ejemplo, o un carta escrita por el tío Emeterio,
bolas de anís, canicas irisadas
o unos pendientes en un pequeño estuche
de terciopelo. ¡Con qué emoción, con qué cuidado
arqueológico íbamos desenterrando aquellas maravillas!
Una pluma
de colores apimentonados era más, tenía más poder
que la distancia y el tiempo. No sabíamos
aún lo que sería la muerte, pero el corazón
nos daba aldabonazos en el pecho de forma casi insoportable...
Éramos adoradores de un dios desconocido,
que se encarnaba, que se manifestaba
en un paralelepípedo de mimbre
con periodicidad matemática, orbital, sideral,
lleno de amor.
Nunca llegaba un huevo roto. La vida
nos protegía. Madrid, años 60. Entonces todos
estábamos aquí.
© Eduardo Fraile Valles

Rafael Saravia








Rafael Saravia
CARTA BLANCA
Ed. Calambur



‘La poesía de Saravia, como él mismo, se llena de sabiduría e ingenuidad, compromiso con la vida y derrame absoluto de imaginación comprometida con el lenguaje y las transgresiones de existencia necesarias para la creación de un mundo propio y emocionante’

(Jesús Hilario Tundidor)

‘En Carta blanca, su cuarto libro, Rafael Saravia sigue y ensancha el camino que expone su intemperie afectiva en busca de las señales de la conciencia. Un itinerario que se inicia en la autointerrogación, intelectual y corpórea ‘La genética nos conduce al hombre que conversaba con la  tierra [...] esa que concierne al agricultor de esperanzas’, continúa con el cuestionamiento de los vínculos amorosos ‘Sólo como presa soy consciente de ti’, y finalmente vuelca su mirada sobre el mundo, en su calidad civil ‘Los herederos del juego quieren vender piolets / a los lectores del Manifiesto por un arte revolucionario independiente / y la nieve ya no limpia los fracasos cosidos al pulóver de los / embargados’. En palabras de Víktor Gómez, ‘Lo genético es desbordado por la intensidad de la experiencia vital y la toma de conciencia frente al otro, sea amante, sea pueblo, sea un tiempo herido por sanar y resarcir’.
Rafael Saravia, fundador del Club Cultural Leteo y Ediciones Leteo, realiza una intensa labor como gestor cultural y editor, de la que se han derivado los reconocidos premios Leteo. En el ámbito literario, preparó y prologó la edición del libro homenaje a Antonio Gamoneda El  río de los amigos (Calambur, 2009), así como, junto a Jocelyn Pantoja, Barcos sobre el agua natal. Poesía hispano- americana desde el siglo XXI (2012). Ha participado en antologías y ha publicado los libros de poemas Pequeñas conversaciones (2001, 2009), Desprovisto de esencias (2008) y Llorar lo alegre (2011)

© Calambur

(pág. 61)
ANTES Y DESPUÉS DE LOS PANES

Confundir el pan con la necesidad
es como asumir el pecado con la boca abierta
ante la mano de domingo vestido de capellán e iglesia,
vestido de oficio y cárcel para el que cree en la bondad
como símbolo de los calendarios quebrados.
Convencer es estéril, decía Benjamín.
Por eso ya no quedan voces en Hyde Park,
se alquilan las licencias de los oradores,
se saldan las atalayas
y los crepúsculos se quedan, ya sólo
con los sonidos ornitológicamente asequibles.
Convencer es estéril,
confundir el pan con la necesidad también,
Por eso se nos impone el golpe,
la traqueotomía al profesor que sólo cojea,
amputación de conciencias,
castración del fecundador de libertades.
Por eso la quietud.
O tal vez... todo lo contrario.

© Rafael Saravia

Revista de Folklore nº 374









Revista de Folklore nº 374
Urueña. Valladolid


Índice:

Editorial
Joaquín Díaz (Director)

Lupu mannaru, panaro y lobizón: el hombre-lobo, un inmigrante transoceánico
Fabiola Y. Chávez Hualpa

Un viejo camino medieval que acompaña al Duero: el Real de Aragón, a su paso por Valladolid
Jesús Anta Roca

Sonidos de la tradición. Patrimonio oral de la huerta de Murcia
María Luján Ortega y Tomás García Martínez

www.funjdiaz.net